Existe una teoría que relata que el mismísimo Buddha elaboraba sus comidas en un bowl, logrando que todos sus alimentos se abarcaran en un único plato. Por supuesto que se trataba de ingredientes saludables y siempre ligados a la filosofía de la moderación. Otra hipótesis asegura que el concepto de los ‘Buddha Bowls’ tiene más que ver con la concepción de ‘barriga llena’, en pos de lograr el bienestar del organismo a través de la comida.
Lo cierto es que esta tradición que, según han indicado en algunos medios ha devenido en una costumbre de los monjes budistas que recorrían las calles del pueblo aceptando la comida que los habitantes les ofrecían, se ha consolidado como una verdadera tendencia gastronómica. Basta sólo con scrollear la pantalla del celular para encontrar sus platos tan delicados y armónicos en las plataformas de Pinterest e Instagram:
Esta nueva tendencia promueve una alimentación saludable y a consciencia. Y al mismo tiempo, el atractivo visual resulta sumamente importante a la hora de hacer elecciones inteligentes para comer respetando a nuestro organismo.
Los Buddha Bowls pueden servirse calientes o fríos, y se caracterizan principalmente por ser elaborados a base de aquellos ingredientes que ya tienes en tu casa. Entre las infinitas opciones, existen los combinados con carne y/o pollo, o sólo verduras para los vegetarianos y veganos:
Entre sus ingredientes básicos se destacan verduras como aguacate, pimientos, calabaza; una fuente de proteínas como tofu, carne, pescado; cereales o pseudo-cereales como la quinoa, lino, mijo; y un aderezo para condimentar.
Sus principales beneficios son el mantenimiento de los niveles de energía en el cuerpo gracias a la combinación entre proteínas, carbohidratos y grasas saludables; la creatividad en su máximo esplendor para imaginar y diseñar nuevas fusiones de ingredientes; favorecer la digestión y generar una sensación de saciedad prolongada ayudando a controlar el apetito.
Cortes argentinos, ahumados americanos y vinos tirados: las parrillas se abren a nuevos rumbos
Parrillas tradicionales, parrillas al paso al costado de una ruta, puestos en parques públicos o viejos bodegones: el asado es tradición, costumbre, y hasta casi una necesidad para el argentino promedio. Sin embargo, pocas cosas en el mundo se mantienen intactas. Las personas cambian, el contexto es otro, incluso la forma en la que nos alimentamos se modifica constantemente.
La conciencia sobre cómo y qué comemos, la globalización, los viajes y el conocimiento de cocinas del mundo (e incluso esa necesidad de convertir la comida en una experiencia -más allá de un alimento-) lleva a que, por suerte, aparezcan nuevas propuestas que atiendan estos deseos e inquietudes de los paladares que se atreven a salir de la zona de confort.
Ahora bien, qué atrevido meterse y deconstruir algo tan clásico y arraigado como la parrilla y los vinos argentinos. Símbolo de tradicionalismo, costumbre, ritual, juntada, domingo en familia, costumbre gauchesca, cancha, amigos…
Los religiosos del asado, reacios al cambio, románticos de su proceso y receta inalterable, única y (obvio), mejor del mundo, se animarán a abrirse a una nueva forma de pensar la parrilla? Continuar leyendo…
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