La Navidad en España que es Patrimonio de la Humanidad

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Cada 24 de diciembre, la isla de Mallorca vive una de las celebraciones navideñas más antiguas y singulares de Europa. Se trata del Cant de la Sibil·la, una ceremonia medieval que en 2010 fue reconocida por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, convirtiéndose en la única tradición de Navidad en España con este estatus.

Durante la Nit de Nadal, prácticamente todas las iglesias mallorquinas se sumergen en el silencio para dar paso a un canto profético sobre el Juicio Final, interpretado con una de las melodías gregorianas más antiguas del continente. Aunque en sus orígenes estaba a cargo de sacerdotes, con el paso de los siglos el papel principal fue asumido por un niño cantor, tradición que se mantiene hasta hoy, aunque en algunos templos también participan mujeres.

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El Cant de la Sibil·la no es solo una representación litúrgica, sino un ritual colectivo que involucra a toda la comunidad. Vecinos de distintas edades participan en la confección de los vestuarios, la organización de la ceremonia y la transmisión de este legado cultural, un factor clave para que la tradición haya sobrevivido durante más de mil años.

Sus raíces se remontan al siglo X, aunque el personaje de la Sibila proviene del mundo clásico, donde era considerada una figura profética capaz de anunciar el destino de la comunidad. El cristianismo incorporó este símbolo a la liturgia navideña y, a pesar de las prohibiciones del Concilio de Trento en el siglo XVI, el canto logró mantenerse vivo en Mallorca gracias a su enorme arraigo popular.

La puesta en escena conserva un fuerte contenido simbólico. La Sibila entra a la iglesia vestida con una túnica y un manto de seda bordado, acompañada por monaguillos y portando una gran espada, con la que al final de la interpretación traza una cruz en el aire, uno de los momentos más impactantes del ritual.

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Las representaciones más emblemáticas tienen lugar en la Catedral de Palma y en el Santuario de Lluc, donde el canto es interpretado por uno de los niños de la histórica Escolanía dels Blauets, fundada en el siglo XIII. Además, la tradición también se conserva en Alguer, en Cerdeña, y ha sido recuperada en diversas ciudades de Valencia y Cataluña.

Más que una celebración religiosa, el Cant de la Sibil·la es un viaje vivo a la Edad Media, una experiencia que convierte a la Navidad mallorquina en un evento único en el mundo y en un auténtico Patrimonio de la Humanidad que sigue emocionando generación tras generación.

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