La exuberante selva misionera, conocida por sus escenarios naturales impactantes, se presenta como un destino privilegiado para los apasionados del avistamiento de aves. Anualmente, miles de turistas nacionales e internacionales son atraídos a esta región no solo por su belleza natural, sino también por su status como un enclave exclusivo para los amantes de las aves.
La región ofrece una experiencia única a los observadores de aves, con circuitos que facilitan la inmersión en este universo de colores y sonidos. Incluso para aquellos sin experiencia profesional, se brindan recorridos guiados, áreas naturales con torres de observación estratégicamente ubicadas y senderos especializados para permitir la observación de aves en su hábitat natural.
Dentro de esta vasta selva, la asociación Aves Argentinas ha registrado más de 500 de las 1,100 especies de aves relevadas en el país. La densa vegetación, con sus variadas texturas y tonalidades, alberga una diversidad única de avifauna. Entre las especies destacadas se encuentran los tucanes y, en particular, el desafiante arasarí chico, reconocible por sus colores vibrantes y su característico canto al atardecer.
La panorámica 101, conectando ciudades fronterizas de Puerto Iguazú a Bernardo de Yrigoyen, ofrece la oportunidad de adentrarse en el Corredor Verde misionero, pasando por parques nacionales y provinciales, hogar de diversas especies de aves.
Otras áreas como el Parque Provincial Foerster y reservas como Puerto Península también son destinos para la observación de aves en el norte de la selva misionera, donde especies como la yacutinga en peligro de extinción o el urutaú común desafían a los observadores con su camuflaje natural.
La riqueza avícola de la región se complementa con 17 especies de colibríes, diversas aves carpinteras, lechuzas, tangaras y pájaros carpinteros, entre otros. Hacia el sur y este de Misiones, en la Reserva de la biósfera Yabotí, se pueden encontrar especies en peligro como el loro pecho vinoso y la urraca azul.
Para adentrarse en esta actividad, se recomienda paciencia, constancia y el equipamiento adecuado. La vestimenta, preferiblemente en tonos naturales, ayuda a mimetizarse con el entorno, mientras que guías de aves, binoculares y aplicaciones para identificar especies son herramientas útiles para los observadores.
Las aves, además de ser protagonistas de este hábitat, representan un aspecto cultural importante en la región. Leyendas y mitos entrelazan la naturaleza con la vida cotidiana, enriqueciendo aún más la experiencia de avistamiento.
Adentrarse en este mundo avícola es una oportunidad para conectarse con la naturaleza, siendo testigo de la vida silvestre en su entorno natural. El respeto por el entorno y el disfrute responsable son clave para preservar este tesoro natural y seguir maravillándose con la diversidad alada de la Selva Misionera.
