El alma del viajero busca siempre nuevos destinos, nuevos encuentros, nuevos momentos. Lo único permanente en la vida es el cambio, y el que yo quería a mediados de 2015 era un pasaje de ida a la tierra de los canguros, los koalas, los cocodrilos más grandes del mundo (entre otros animales exóticos) , KMs de desierto, playas paradisíacas, surf y cerveza 24/7.
Australia fue para mí mucho más que un viaje: fue una experiencia de vida que me cambió para siempre. Había viajado mucho, pero nunca sola, nunca tan lejos, nunca con tantas pocas expectativas de todo, para que lo más mínimo me sorprendiera desde el principio.
El comienzo del viaje no es para mí el aterrizaje en el aeropuerto, un viaje empieza cuando empezamos a soñarlo, cuando descubrimos los paisajes de ese lugar por medio de una página de internet, o de un libro, o por medio de las palabras de alguien que ya estuvo ahí, fascinándonos tanto que lo único que todo esto nos produce es llenarnos de energía para poder verlo con nuestros propios ojos y vivirlo con todos nuestros sentidos.
Después de recibir un email con mi Working Holiday Visa aprobada (y llorar de emoción en ese preciso momento) y un ticket de avión confirmado con llegada a Sydney, la incertidumbre que me invadía era inexplicable.
Australia significaba para mí una tierra de oportunidades, una nueva manera de salir al 100% de mi zona de confort, de perfeccionar mi inglés, y de hacer lo más me emociona de viajar: adaptarme y sentirme parte de un lugar nuevo. Afortunadamente, ir sin expectativas me permitió sorprenderme de todo lo que sucedió a mí paso.
Sydney me enamoró desde un primer momento, ese equilibrio perfecto entre ciudad costera, con los ánimos de quienes habitan cerca de la playa siempre relajados, siempre ‘chilling’ con cerveza en mano, o con un café muy bien preparado (es increíble lo exigente que los aussies son con la preparación de cada tipo de café); contrastando con la metrópoli del centro de la ciudad, las luces, el tráfico, los edificios, la locura y la vida nocturna. Ciudad caracterizada por la diversidad en todos sus sentidos, gay friendly, llena de inmigrantes (más de lo que me imaginaba), muchos que arriban desde Asia en búsqueda de una mejor calidad de vida, por más oportunidades laborales, deciden mudarse a este país de Oceanía para estudiar, poder insertarse en el mercado laboral, y, en lo posible, conseguir residir en Australia permanentemente. Sydney fue mi ciudad favorita de Australia, la cual amerita otro artículo separado, por ende la defino acá en líneas generales. Sumando a esto, pude vivir en carne y hueso el evento que coronó mi viaje y recibir el año 2017 en el Sydney Harbour y llevarme conmigo para siempre ese show de fuegos artificiales que por años vi en la TV.
Trabajé por 6 meses en Sydney (en la Retail y en la Hospitality Industry), viví con gente de 8 nacionalidades diferentes, me traje amigos para toda la vida y también los mejores atardeceres que ví hasta ahora. La luna y las estrellas fueron mi mejor compañía. Hice un Road Trip soñado de 5000 km que repetiría mil veces, y lo único que me dejó Australia fueron ganas de volver.
Las 10 razones por las que volvería a Australia
1. La mayoría de sus ciudades son costeras. Me encanta la playa y la conexión que el ser humano genera con el agua, el sol, y la arena. Inclusive una las mejores playas del mundo está en este hermoso país: Whiteheaven Beach (Whitesundays Islands).
2.El país está preparado para ser recorrido de Norte a Sur y de Este a Oeste haciendo fantásticos Road Trips: No sólo por sus rutas maravillosamente señalizadas, sino porque hay campings gratuitos, zonas donde parar en las rutas y te proporcionan café gratuito para que los conductores vuelvan a recargar energías, duchas gratis y mucho más. Apps como Wikicamps o Campermate son esenciales para conocer todos estos puntos. Tiendas como Kmart, Target y BIG W tienen artículos de camping o para equipar tu vehículo por unos pocos dólares aussies. ¡No te olvides que allí se maneja del lado izquierdo!
3. La mayoría de su territorio está cubierto de parques nacionales: esto significa que Australia es un diamante de la naturaleza, donde hay paisajes para todos los gustos por descubrir, y distintos estilos de vida para probar también. No sólo hay río, montaña, mar, y lagos maravillosos.
4.En el estado de Queensland los amantes del verano pueden disfrutar del sol y el surf durante todo el año.
5. Los animales más exóticos del mundo están acá: y no me refiero sólo a los tiernos canguros y a los dormilones koalas. Las arañas y víboras más peligrosas, los murciélagos más grandes del mundo, los increíbles flying foxes, e inclusive hay que cuidarse de los tiburones, cocodrilos y medusas en algunas costas. Muchos aussies siempre dicen a los recién llegados: “En Australia, todo intenta matarte”, en tono burlón.
6. Para los fanáticos de los deportes acuáticos, no sólo el Surf es icónico. Australia tiene la barrera de corales más grande del planeta, y pese a que hoy está en peligro por el daño ambiental que ha sufrido el planeta, sigue siendo una experiencia 100% recomendable para los apasionados del Snorkel y del Buceo.
7. El Aussie Slang es de lo más divertido que hay. Si sabés inglés va a ser más fácil familiarizarte con palabras tales como “brekky” (breakfast), “maccas” (Mc Donalds), “Exy” (expensive), entre otras. De todos modos, los escuchás más en pueblos más chicos y no en las grandes ciudades, según mi experiencia.
8. Nunca en mi vida vi flores tan hermosas (y tan grandes) como en Queensland.
9. Los australianos son muy relajados y amables, no te sorprendas si la gente se te acerca, te pregunta de donde eres, e intenta ayudarte con lo que sea. Al ser un país de inmigración, verás que podrás enriquecerte de una multiculturalidad que le pertenece al mundo, y no a un solo país.
10. Desde Australia podés emprender un viaje a Asia aprovechando muchísimas promociones aéreas, debido a su cercanía.
¡Destino recomendado para cualquier tipo de experiencia buscada!