«Playa y cultura». Estas son las dos palabras que caracterizan a Martinica, la isla caribeña que cautiva los corazones y espíritus viajeros de los turistas que se atreven a explorar más islas del Caribe.
Martinica, esa isla del Caribe que pareciera que no es tan nombrada como Cuba, Las Bahamas e incluso República Dominicana pero que tiene tanto para ofrecer como cualquiera de las recién nombradas.
Aquí te contaremos todos los atractivos y actividades que pueden hacerse en Martinica, la isla que te dará más de una razón para visitarla.
Cómo llegar a Martinica
La manera más usual de llegar a Martinica es a través de los cruceros que visitan las islas del Caribe y hacen, entre sus distintas paradas, puerto en Martinica.
Sin embargo, los turistas que deseen llegar a Martinica y aprovechar varios días en sus playas y disfrutando de la cultura, pueden hacerlo a través de avión ya que la isla cuenta con aeropuerto internacional.
Al ser aun colonia francesa, «descubierta» por Cristobal Colón, posterior colonizada por los franceses y aun no independizada, Martinica cuenta con vuelos desde París casi regulares, al igual que desde Estados Unidos, Puerto Rico y Londres.
Top 5 de cosas que hacer en Martinica
1. Descansar en sus playas
Esta opción, a pesar de ser compartida por la mayoría de las playas caribeñas, es una indispensable dentro de Martinica. Perfectamente ubicada en el Caribe, sus playas están bañadas por aguas cristalinas y arenas blancas haciendo que el clima cálido característico, pueda disfrutarse.
La mejor época para viajar y asegurarse “días playeros” es entre enero y mayo, coincidiendo con la época seca. En el resto de los meses, el clima suele ser un poco más húmedo, pero siempre va a haber días para descansar en sus playas, aunque no tan asegurados como en la época seca.
Para diferenciarse un poco más de las típicas playas caribeñas, la recomendación de la mayoría de los viajeros, es de llegar a las playas del norte donde las arenas son negras y los atardeceres son de película. La mejor: Anse Couleuvre donde, con algo de suerte, se pueden ver tortugas marinas.
2. Caminar por Monte Pelee
El punto más alto de la isla, ubicado a 1397 metros sobre el nivel del mar, es el Monte Pelée y, además, el volcán de la isla. Aunque parezca parte de una película de expediciones, ascender hasta el volcán activo, es posible.
La última erupción fue la que causó la mayor devastación en toda la isla en el año 1902, sin embargo, y sin ánimos de asustar a ningún turista, el volcán es observado por geólogos durante todos los días para garantizar la seguridad de quienes se atrevan a subir a la cima.
Los senderos hacia el volcán son una experiencia de por sí: vegetación selvática y vistas panorámicas hacen que el ascenso “cobre vida” permitiendo subir a través de distintas dificultades.
3. La ciudad de Saint Pierre
Siendo una ciudad más que golpeada por el volcán de Martinica, Saint Pierre es una representación viva de la tragedia de 1902. Visitar Saint Pierre permite recorrer sus calles pintorescas, algunas aun con ruinas, y reconstrucciones de edificios emblemáticos como La Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y la plaza Bertín.
Dato de viajero con vida nocturna: durante el primer fin de semana de luna llena, muy próximo a Saint Pierre se celebra la «full moon party».
4. Sentirse en Piratas del Caribe en la reserva La Carevelle
En español, “La Carabela”, es una reserva natural protegida que vela por la preservación de la flora y fauna local como arrecifes de coral y la selva, así como también por vestigios históricos como Château Dubuc, un antiguo refugio de piratas.
5. Admirar el color y aroma de las flores locales
En Martinica, las flores, específicamente las orquídeas, abundan en el Jardín Botánico Balata y alrededor de la isla. A través de los distintos caminos hacia las playas, en los caminos de vasta naturaleza o incluso ascendiendo al Monte Pelee, se pueden observar las más preciosas especies y tipos de flores albergadas en la isla.
El Jardín Botánico Balata cuenta con más de 3000 especies de flores, especialmente orquídeas, siendo un lugar ideal para adentrarse en la naturaleza y conocer más acerca de las especies autóctonas de la isla caribeña junto a vistas hacia la bahía de Fort-de-France.
Martinica es esa isla caribeña que no está tan promocionada en América como en Europa pero que, con el correr de los años, comienza a ser un destino que llama más la atención de quienes buscan alejarse de lo típico del Caribe. Martinica es un destino ideal para disfrutar de las más exóticas, rústicas y selváticas playas, degustar de gastronomía fusión entre Caribe y Francia y de adentrarse en la naturaleza.