Pizza, pasta, gelatto y cultura… deben ser algunas de las palabras que se nos vienen a la cabeza cuando pensamos en la Bella Italia! Cuna de ancestros, recetas, artistas y civilizaciones de renombre mundial.
Y si hablamos de renombre mundial, hablamos del símbolo más visitado en todo el país: el Coliseo Romano. Monumento por excelencia, integrante de las 7 maravillas del mundo moderno y, por qué no, uno de los monumentos más emblemáticos de todo el país.
Claro que todos lo llamamos desde siempre el “Coliseo” pero en realidad, su nombre original era “Anfiteatro Flavio”. Pero por favor no lo utilicen para resaltar entre sus amigos, ya que el nombre actual es simplemente “Coliseo”, en alusión a la estatua que se encontraba en la entrada “El
Coloso de Nerón”.
Este anfiteatro fue construido en el año 80 d.c. en honor a la Dinastía Flavia y hasta el día de hoy, sigue siendo el monumento más emblemático de la capital italiana. Roma dominaba el mundo y quería hacerlo notar!
El Coliseo fue construido por tres razones: como un regalo para los ciudadanos romanos y aumentar la popularidad de la Dinastía, para organizar distintas formas de entretenimiento (y ya veremos que lo logró) y por último, para mostrar las poderosas técnicas de la ingeniería romana: presentes también a lo largo de toda la ciudad.
Como habíamos dicho antes, se utilizó como forma de entretenimiento, principalmente, ya que allí los gladiadores luchaban con animales e incluso entre sí. Se dice que llegaron al Coliseo distintas especies de animales como leones, tigres, rinocerontes y osos… como parte de la triste realidad que se veía por aquellos tiempos.
Dichos espectáculos eran presenciados por personas de toda la sociedad y de todas las clases. Bueno, no de todas… si eras un ex gladiador o un enterrador, tenias prohibida la entrada al Coliseo!
Pero vamos a ponernos en importantes, supongamos que éramos un senador de la antigua Roma, bueno pues, tendríamos los asientos inferiores, cerca de la arena. Mientras que si fuésemos mujeres o esclavos, estaríamos en las ubicaciones más arriba.
La construcción que se ve hoy en día no es exactamente igual a la original, ya que debido al tiempo, la misma se encuentra en parte destruida pero, al visitarlo, logramos imaginarnos cómo debió haber sido el anfiteatro en sus épocas de gloria gracias a las fotos que se encuentran en su interior.
En el interior, podemos observar con claridad el anfiteatro, imaginarnos a los gladiadores, espectadores y otros momentos del auge del Imperio Romano. Y no solamente lo visible, debajo del Coliseo se encuentra un mundo aparte: un mundo de montacargas y túneles usados para alojar animales, esclavos y gladiadores condenados a la pena de muerte.
El famoso “pulgar hacia abajo” indicaba que el pobre gladiador no tuvo suerte y debía afrontar esa terrible realidad. Por suerte, dicha temerosa costumbre se suprimió y hoy podemos conmemorarlo con este anfiteatro.
Como todo edificio emblemático, esconde sus secretos no tan conocidos ni siquiera por los turistas más curiosos: este símbolo de la ciudad también es símbolo contra la pena de muerte. La misma se ha abolido en Italia en el año 1948 y desde el 2000, el monumento se ilumina por 48 horas cada vez que algún país toma la misma acción.
Y si de turistas curiosos hablamos, cómo no ver el Coliseo de noche: iluminado, imponente, demostrando su majestuosidad en toda la ciudad. Hazte un tiempo de tu noche italiana por Trastevere o por las callecitas de Roma y date una vuelta por el anfiteatro. Es una postal digna de ver tanto de día como de noche. Te reto a que dejes de mirarlo!
La entrada al Coliseo puede llegar a estar repleta de turistas, claro, es la atracción más visitada de toda Italia. Pero tranquilo, hay otras opciones que te permitirán evitar filas. Puedes comprar tu ticket de manera online o en las oficinas del Foro Romano (justo al lado del Coliseo).
Trata de evitar comprarlos en el monumento mismo, ya que estará también repleto de gente.
Con ese ticket, evitas tanta fila y además te permitirá visitar el Foro Romano y el Palatino. Nuestro consejo es que comiences tu visita por el Palatino, donde tendrás vistas de todo el complejo y te dará la posibilidad de echarle un vistazo al día que te queda por delante.
También te aconsejamos que comiences tu día temprano en la mañana, sobre todo si los visitas en verano. Roma es una ciudad extremadamente calurosa y las ruinas pueden convertirse en un horno, y no precisamente para comer una pizza!
Otra opción, es comprar el ticket en el Foro y, al ser un ticket que dura 2 días, puedes visitar en el primer día el Palatino y el Foro, y dejar todo el segundo día para visitar el Coliseo; desde bien temprano a la mañana y así poder sacar fotos sin tantos turistas.
Puedes elegir la visita tradicional y hacer el recorrido por tu cuenta o a través de visitas guiadas que también te permitirán conocer los túneles y el anillo superior del monumento… eso es, como dirían los italianos, a gusto y piacere de cada uno!