Si eres venezolano y vives en el exterior, lo más probable es que extrañes más al queso que a tu familia, que tengas detectados todos los lugares que venden harina P.A.N. cerca de tu casa y que cada vez que te comas un hot dog, pancho o completo, te parezca que le faltan como 12 ingredientes, porque nada de eso le llega a los talones a un perro caliente con todo.
Si no eres de Venezuela seguro estás pensando que todo el mundo debe opinar lo mismo de su comida local, y probablemente sea verdad… hasta que prueben la comida venezolana. ¡En serio! Incluso hay datos al respecto: recientemente el desayuno venezolano fue catalogado como el mejor del mundo y el hot dog que domina la lista de comidas callejeras de Nueva York es de un restaurant de venezolanos, por nombrar un par.
La comida es parte muy importante de la cultura del venezolano, la heredamos de la mejor gastronomía europea (España, Italia, Francia y Portugal), las matronas africanas que llegaron como esclavas de los españoles y la comida indígena que usaba ingredientes locales. Mucho sabor, muchos condimentos, salsas, jugos de frutas y demás.
¿Cómo no enamorarse? Aquí les dejo algunas señales de que la comida es el verdadero amor de los venezolanos:
“Me muero por tenerla”
Las personas enamoradas generalmente manifiestan deseo sexual por su pareja. Y no es casualidad que a este deseo en Venezuela se le llame coloquialmente “queso”, pues el queso venezolano puede despertar un deseo casi tan fuerte como el de dos personas enamoradas. Guayanés, telita, palmito, de mano, trenza, churuguara, de año, llanero… Hmm, llanero.
“Ella es la más especial”
Puede referirse a la mujer de tu vida, pues cuando estás enamorado empiezas a pensar que tu amada es única y te inhabilitas a sentir sentimientos románticos por alguien más. ¡Ah, la dompamina…! Pero también puede referirse a la hallaca que hace tu mamá, que sin duda es la mejor del mundo (dicen todos).
“Se la quiero presentar a mis amigos”
Es un paso importante en una relación que comienza, la presentación en sociedad de esa persona especial amerita compromiso y seguridad en el otro. Lo mismo aplica para cuando consigues el mejor restaurant de comida venezolana del lugar en el que vives y te mueres por llevar a tus amigos a comerse unas empanaditas o tomarse un buen ron Santa Teresa.
“La vida contigo es una fiesta”
Claro, la complicidad en el humor es base para todas las relaciones, así como lo son los tequeños en las fiestas venezolanas. “Fiesta sin tequeños no es fiesta” dicen, y tienen razón.
“Desearía que pudiésemos estar juntos todo el tiempo”
Tú y yo. La reina pepiada y la arepa. El papelón y el limón. Las tajadas, la carne mechada y las caraotas. La empanada y la salsa de ajo. Los tostones y el pescadito. El pan y el pernil del primero de enero.
“Haría lo que sea por ti”
Juntos en las buenas y en las malas, siempre vas a intentar hacer todo para complacer a tu ser querido, incluso cuando implica sacrificios de tu parte. Como cuando llega alguien de Venezuela con tu chocolate favorito El Rey o una caja de Toronto y haces malabares con tu agenda para ver a esa persona, aunque no te caiga bien, solo por comerte esa delicia.
“Contigo me siento seguro”
Dicen que el amor es la ausencia del miedo, y es lo único que podría justificar cómo puedes comerte una hamburguesa venezolana con 27 tipos de salsa, queso y tocineta, sin temer por tus arterias o, para hacerlo más visual, por el cauchito que está creciendo en tu barriga.
“Nuestro amor es incondicional”
La palabra “incondicional” significa que no hay expectativas ni limitaciones, como cuando tienes mucho tiempo sin comer comida venezolana y te invitan a una cena porque la mamá de un amigo está de visita. Vas incondicionalmente, sin expectativas, porque seguro lo que sea que prepare te va a gustar, y sin limitaciones, porque aunque estés satisfecho te vas a comer todo lo que te sirvan en el plato.
