Los efectos reales de volar en tu cuerpo que desconocías

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Viajar en avión: ¿qué sucede realmente en tu cuerpo cuando estás a 10.000 metros de altura?

Volar ✈️ es una experiencia casi mágica: en cuestión de horas, pasamos de un continente a otro, atravesamos husos horarios y cambiamos de clima. Pero mientras tú te maravillas con la vista desde la ventanilla o te preparas para ver tu película favorita a bordo, tu cuerpo está lidiando con una serie de cambios fisiológicos que podrían sorprenderte.

En este artículo exploramos los efectos reales que un vuelo puede tener en tu cuerpo y cómo prepararte para que tu próxima experiencia a bordo sea mucho más saludable.

La presurización de la cabina y sus consecuencias

Aunque los aviones comerciales están presurizados, esa presión no es la misma que experimentamos al nivel del mar. De hecho, la presión en cabina equivale a estar entre 1.800 y 2.400 metros sobre el nivel del mar, lo que puede conllevar varios efectos físicos.

Menor oxígeno = fatiga

La cantidad de oxígeno en cabina disminuye, lo que puede provocar niveles más bajos de saturación de oxígeno en la sangre. En personas saludables, esto generalmente no es un problema grave, pero puede causar:

  • Cansancio general y sensación de agotamiento
  • Dolores de cabeza
  • Mareos o sensación de desorientación

En personas con afecciones respiratorias o cardíacas, estos efectos pueden amplificarse. Por eso, es importante consultar con un médico antes de un vuelo prolongado si se padecen estas condiciones.

Presión en los oídos 👂

Ese incómodo «clic» que sentimos durante el despegue o el aterrizaje se debe a que la presión en la cabina cambia rápidamente. Nuestro oído medio trata de igualar esa presión, lo que puede provocar:

  • Dolor de oído
  • Sensación de zumbido
  • Pérdida temporal de la audición

Masticar chicle o bostezar puede ayudarte a igualar la presión y aliviar las molestias.

Deshidratación: uno de los efectos más comunes al volar

El aire en la cabina de un avión es extremadamente seco, con niveles de humedad que rondan entre un 10% y un 20%, frente al 40-60% que se considera cómodo en el ambiente habitual. Esto tiene una consecuencia directa:

  • Deshidratación acelerada 🌵

A esto se suma que muchas personas reducen su ingesta de líquidos para evitar las frecuentes idas al baño del avión. El resultado suele ser piel reseca, ojos irritados y una mayor propensión a la fatiga.

Consejo: Bebe al menos un vaso de agua por cada hora de vuelo. Evita el alcohol y bebidas con cafeína, ya que ambas tienen un efecto diurético.

La circulación sanguínea y el riesgo de trombosis

Uno de los peligros más serios de volar durante períodos prolongados es el riesgo de trombosis venosa profunda (TVP). Permanecer sentado durante muchas horas sin moverse puede dificultar la circulación, especialmente en las piernas.

Síntomas de alerta 🚨

  • Dolor o hinchazón en la pantorrilla o muslo
  • Enrojecimiento o sensación de calor en la zona afectada
  • Fatiga o malestar general

El riesgo es mayor en personas mayores, embarazadas o con antecedentes de problemas circulatorios. Para reducirlo:

  • Levántate y camina cada 1-2 horas
  • Haz ejercicios de estiramiento en tu asiento
  • Usa medias de compresión si tienes antecedentes de circulación deficiente

Consulta esta información sobre trombosis en vuelos prolongados proporcionada por los CDC de EE.UU., una fuente confiable para viajeros frecuentes.

El jet lag: más que sueño acumulado

Uno de los males más conocidos del viaje en avión es el jet lag, o desfase horario. Cuando cruzamos varios husos horarios, nuestro reloj interno se desincroniza, lo que causa:

  • Insomnio, incluso estando agotado
  • Fatiga diurna
  • Irritabilidad emocional y dificultades de concentración
  • Problemas digestivos como estreñimiento o indigestión

Según la Sleep Foundation, se tarda aproximadamente un día por cada huso horario en adaptarse por completo a la rutina del nuevo destino.

Para aliviar los síntomas del jet lag:

  • Intenta adaptarte al horario del destino desde uno o dos días antes
  • Pasa tiempo al aire libre tras tu llegada para que la luz solar regule tu reloj interno
  • Evita dormir durante el día del arribo

Alteraciones digestivas: el estómago también se resiente

La altitud puede afectar los gases en nuestro cuerpo, incluyendo los presentes en el sistema digestivo. Esto puede provocar:

  • Hinchazón abdominal
  • Flatulencia 🤭
  • Malestar estomacal si se consume comida pesada antes de volar

Opta por comidas ligeras antes de volar y evita alimentos abundantes en la terminal del aeropuerto, por muy tentadores que parezcan.

¿Y nuestra piel? También sufre en el aire

El bajo porcentaje de humedad en la cabina contribuye a que varios pasajeros lleguen a destino con la piel reseca, tirante o con aspecto apagado.

Algunos tips para cuidar tu piel en vuelo ✨:

  • Aplica una crema hidratante antes y durante el vuelo
  • Evita maquillajes pesados que resequen aún más
  • Usa bálsamo labial para evitar grietas

Cómo reducir los efectos negativos de volar

La buena noticia es que muchos de estos efectos secundarios son prevenibles. Aquí tienes algunos consejos generales para minimizar el impacto de tu próximo vuelo en tu cuerpo:

  • Hidrátate constantemente: Bebe agua antes, durante y después del vuelo
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