Los extraños bultos en ciervos que alarmaron a Estados Unidos: qué son realmente

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Redactora
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En los últimos días, imágenes de ciervos con enormes bultos en la piel comenzaron a circular en redes sociales de Estados Unidos, generando preocupación e incluso teorías sobre posibles enfermedades zoonóticas. Las fotografías, compartidas miles de veces en plataformas como X y Facebook, mostraban a los animales con protuberancias descritas como “verrugas monstruosas” o “burbujas de carne”.

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Sin embargo, los especialistas ya salieron a aclarar el misterio: se trata de fibromas cutáneos, también conocidos como “verrugas de ciervo”. Son tumores benignos provocados por un papilomavirus exclusivo de esta especie, por lo que no representan peligro para humanos, mascotas ni ganado.

Los fibromas pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, desde pequeños bultos del tamaño de una arveja hasta crecimientos comparables a un balón de fútbol. Suelen presentar tonos grises, negros o un aspecto carnoso y, en la mayoría de los casos, desaparecen solos cuando el sistema inmunológico del animal los combate. Solo en situaciones poco comunes, cuando los tumores son muy grandes o se infectan con bacterias, pueden afectar la visión, la alimentación o el movimiento del ciervo.

La transmisión del virus ocurre principalmente durante los meses cálidos a través de mosquitos y garrapatas, aunque también puede extenderse por contacto entre ciervos, especialmente en temporadas de apareamiento, cuando los machos frotan sus astas contra los árboles.

Aunque el fenómeno no es nuevo —los estudios sobre fibromas en ciervos datan de la década de 1950—, el cambio climático ha favorecido la proliferación de insectos vectores, permitiendo que estos casos se registren en zonas donde antes eran menos frecuentes.

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Las autoridades de Nueva York, Pensilvania y Wisconsin confirmaron que en 2025 no hubo un aumento significativo en los reportes de fibromas, pero reconocen que la viralización de las imágenes amplificó la alarma pública. En realidad, se trata de un ciclo recurrente que suele coincidir con la temporada de caza y reproducción.

Fenómenos parecidos también se observan en conejos y ardillas, donde virus específicos de cada especie generan crecimientos inusuales, pero sin riesgo para otras formas de vida.

En definitiva, más allá de su apariencia inquietante, los fibromas cutáneos en ciervos no son una amenaza sanitaria, sino una muestra más de cómo los cambios ambientales y la exposición mediática pueden transformar un hecho común de la naturaleza en motivo de alarma global.

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