Viajar en avión suele ser estresante, sobre todo a la hora de armar el equipaje y cumplir con las reglas de seguridad. La mayoría de los pasajeros se preocupa por los líquidos, geles y dispositivos electrónicos, pero lo que pocos imaginan es que la Administración de Seguridad del Transporte (TSA) de Estados Unidos tiene una lista de alimentos permitidos que sorprende a cualquiera.
Entre las curiosidades, la TSA aclara que se puede volar incluso con langostas vivas, siempre que estén en un recipiente transparente y a prueba de derrames. El crustáceo será inspeccionado visualmente por un agente en el control de seguridad, aunque la recomendación oficial es consultar antes con la aerolínea.
Los sándwiches, quesos duros y comidas sólidas no suelen presentar problemas, pero cuando se trata de líquidos o geles la cosa cambia. Sopas, salsas, aderezos, miel, jarabes y hasta hummus están permitidos únicamente si cumplen la regla de los 100 ml (3.4 oz). En el caso del queso, depende de su consistencia: en lonchas no hay inconveniente, pero en versiones cremosas se aplican las mismas restricciones que a los líquidos.
El alcohol también está contemplado: solo en mini botellas que quepan en una bolsa de un cuarto de galón, respetando el límite de líquidos. Algo similar ocurre con los alimentos enlatados, que no están prohibidos, pero pueden ser retenidos si generan confusión en el escaneo de rayos X.
Por último, la TSA recuerda que los pasajeros que vuelen desde Hawái, Puerto Rico o las Islas Vírgenes hacia Estados Unidos no pueden llevar la mayoría de las frutas y verduras frescas debido al riesgo de plagas.
En conclusión, mientras tu botella de champú puede ser confiscada, un guiso congelado podría pasar sin problema por el control. Reglas que parecen absurdas, pero que son parte del particular manual de viaje aéreo estadounidense.

