Los misteriosos cenotes de Guangxi: del miedo a los demonios al turismo masivo

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Por siglos, los habitantes de la provincia china de Guangxi temieron a los sumideros, conocidos como «tiankeng» o «pozos celestiales». Estas enormes cavidades, que esconden bosques antiguos y ecosistemas únicos, se consideraban moradas de demonios y fantasmas debido a las misteriosas nieblas que emergían de sus profundidades. Sin embargo, la tecnología y la valentía de algunos exploradores han transformado estos abismos en un tesoro natural, ahora en peligro por el turismo desmedido.

Los sumideros de Guangxi, que representan un tercio de los más de 300 registrados en todo el mundo, son verdaderos relicarios de biodiversidad. Algunos alcanzan los 300 metros de profundidad y contienen árboles de hasta 40 metros, junto con especies de plantas y animales nunca antes vistas. Estas fosas naturales, formadas por la erosión de ríos subterráneos, permanecieron inexploradas durante milenios hasta que exploradores como el Hermano Fei, un guía local, comenzaron a adentrarse en ellas.

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«Cuando era niño, nos decían que si entrábamos, los demonios traerían tormentas y mala suerte», relata Fei. Pero su curiosidad lo llevó a desafiar los mitos y descubrir el valor científico y natural de estos lugares.

En los últimos años, los drones y las redes sociales han catapultado los sumideros a la fama. Videos virales han atraído a turistas de todo el mundo, convirtiendo a la región en un destino codiciado. Sin embargo, la llegada masiva de visitantes y los proyectos inmobiliarios, como el mirador más alto del mundo en el sumidero de Dashiwei, generan preocupación entre los expertos.

La doctora Lina Shen, investigadora de estos fenómenos, advierte sobre los riesgos: «El desarrollo excesivo podría destruir hábitats únicos. Debemos encontrar un equilibrio para preservar estos ecosistemas».

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Mientras los turistas descienden emocionados por los acantilados y exploran los laberintos de estalactitas, los científicos continúan descubriendo especies desconocidas y analizando cómo los sumideros pueden revelar secretos del pasado de la Tierra. Pero proteger estas maravillas implica desafíos.

Propuestas como el uso de drones y globos aerostáticos para observación remota buscan minimizar el impacto humano. Sin embargo, el futuro de estos «pozos celestiales» depende de decisiones conscientes que prioricen su preservación sobre el beneficio económico inmediato.

Los sumideros de Guangxi no solo son un espectáculo natural, sino también un recordatorio de la importancia de coexistir con nuestro entorno de manera responsable.

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