El pasado 5 de enero, el Marineland d’Antibes, conocido como el parque de animales marinos más grande de Europa, cerró sus puertas de manera definitiva. Esta decisión está vinculada a una ley francesa aprobada en 2021 que, a partir de diciembre de 2026, prohibirá los espectáculos con cetáceos y el contacto directo entre visitantes y estos animales.
Con más de 4,000 animales bajo su cuidado, entre ellos delfines, ballenas, pingüinos y focas, el parque está trabajando en colaboración con las autoridades ambientales francesas para garantizar que cada uno encuentre un nuevo hogar adecuado.
El caso más complejo es el de las dos orcas residentes, Wikie, de 23 años, y su hijo Keijo, de 10 años. Al haber vivido toda su vida en cautiverio, estas orcas no podrían sobrevivir en libertad, lo que requiere una solución especial para su bienestar.
Actualmente, se están evaluando dos opciones: trasladarlas a un santuario en Nueva Escocia, Canadá, donde podrían disfrutar de una vida tranquila lejos de la exhibición pública, o enviarlas al parque marino de Tenerife, en las Islas Canarias, donde continuarían recibiendo cuidados especializados.
Mientras tanto, todos los animales seguirán en Marineland hasta que se definan los planes para su reubicación. Este cierre marca el inicio de una nueva etapa para los animales marinos, destacando la importancia de garantizar su bienestar a largo plazo.