En las profundidades de Tenerife, en el seno del municipio de Buenavista del Norte, se encuentra un rincón tan encantador como sorprendente: Masca, un paraíso montañoso que recibe el apodo de «el Machu Picchu español«. Este lugar, anidado entre acantilados y barrancos rebosantes de naturaleza, ofrece vistas que roban el aliento.
Rodeado por el Parque Rural de Teno, Masca comparte espacio con otros caseríos como El Palmar, Teno Alto, Las Lagunetas y otros más. Estos asentamientos se mantienen gracias a actividades agrícolas y ganaderas de subsistencia, dándoles una atmósfera de serenidad y autenticidad.
La esencia de Masca reside en su geografía impresionante: barrancos profundos, acantilados que se sumergen en el Atlántico, vegetación exuberante y senderos con vistas panorámicas. Las casas tradicionales, aunque no todas antiguas, mantienen la arquitectura rural típica de Canarias, destacando el Caserío de Masca como un testimonio vivo de estas construcciones.
Este conjunto histórico, declarado Bien de Interés Cultural, se erige sobre las crestas de las montañas, desafiando los barrancos más profundos de la isla. Puntos como el Mirador de Cherfe o el Mirador de Cruz de Hilda ofrecen panorámicas impresionantes de este pintoresco poblado y su espectacular entorno natural.
A pesar de su tamaño diminuto, Masca reserva tesoros para los visitantes: desde la Casa de los Avinculados hasta una ínfima iglesia del siglo XVIII. Además, alberga un museo y un centro de artesanía que residen entre estas humildes moradas.
Aislada durante años con solo el Camino de los Guanches como vía de acceso, Masca ha conservado su esencia casi inalterada. Afortunadamente, aquellos que tienen el privilegio de descubrir este remanso escondido quedan maravillados. Masca, a pesar de su discreción, despierta una satisfacción indescriptible en cada visitante, manteniendo su encanto antiguo en medio de la modernidad.
Esta joya de Tenerife, el «Machu Picchu español«, es una invitación a sumergirse en la autenticidad de la historia y la naturaleza, un lugar donde el tiempo parece detenerse para capturar la esencia misma de las Islas Canarias.