¿Qué son los microfeminismos y por qué están revolucionando la vida cotidiana?
En un mundo donde los grandes movimientos feministas han logrado visibilidad global, hay una nueva corriente que comienza a plantar pequeñas pero poderosas semillas de cambio: los microfeminismos. Estas acciones, aparentemente mínimas o cotidianas, tienen un impacto significativo al confrontar normas patriarcales establecidas sin recurrir a confrontaciones directas.
El término se ha popularizado en redes sociales, donde mujeres comparten esas pequeñas estrategias de empoderamiento que no solo mejoran su experiencia diaria, sino que también desconciertan —y en algunos casos, desarman— las expectativas establecidas por el sistema machista. Desde cómo se responde a un comentario condescendiente, hasta formas creativas de ocupar el espacio público, los microfeminismos permiten pequeñas rebeliones llenas de humor y astucia. 
Los ejemplos más ingeniosos de microfeminismo que están inspirando a miles
La reconocida cuenta de Twitter @ padmeslostwig compartió un tuit que revolucionó la conversación digital: “Empecé a practicar @mycrofeminism (sí, con y), como forma de reapropiarme de pequeñas acciones que me hacían sentir mejor como mujer”. De allí nació un foro completo donde decenas de mujeres relataron sus propias experiencias, generando una lista de gestos que cualquier mujer puede incorporar en su vida diaria.
1. Ignorar intencionadamente “mentoring” no solicitado
Uno de los relatos más difundidos explica cómo muchas mujeres han optado por simplemente ignorar los “consejos” innecesarios de hombres en espacios de trabajo o estudio, en especial cuando estos no han sido solicitados. En lugar de enfrentarlos directamente (lo que puede llevar a consecuencias negativas o más mansplaining), algunas deciden simplemente no reconocerlo verbal o visualmente.
Ejemplo real: Una mujer cuenta que, al recibir una lección innecesaria sobre cómo conectar un proyector, simplemente dijo: «Oh, ya está funcionando» mientras lo hacía por sí misma, sin necesidad de seguir instrucciones.
- ¿Por qué funciona? Desactiva el comportamiento sin crear fricciones innecesarias.
- Refuerza la autonomía y la competencia femenina en entornos habitualmente dominados por hombres.
2. Ocupa el espacio como un hombre 
Durante generaciones, las mujeres han sido enseñadas a “hacerse pequeñas”: sentarse con las piernas cerradas, no hablar en voz alta, pedir permiso para interrumpir o tomar el protagonismo solo si se las invita.
Las microfeministas recomiendan exactamente lo contrario: ocupar espacio con confianza, algo que muchos hombres hacen de forma instintiva.
Consejos virales:
- Sentarse con las piernas abiertas en el transporte público (sí, el famoso “manspreading” pero con tacos).
- Hacer pausas al hablar para que otros esperen, en lugar de hablar rápidamente por temor a interrumpir.
Esta simple táctica cuestiona códigos culturales profundos, y siembra incomodidad en quienes creen que solo los hombres pueden tener presencia dominante en la esfera pública.
3. Decir “gracias por tu opinión” (y cambiar de tema)
Una de las técnicas más recomendadas por las microfeministas es responder a las interrupciones masculinas o críticas condescendientes con un “Gracias por tu opinión”, seguido del cierre inmediato de la conversación o el cambio de tema.
Se trata de una estrategia diplomática pero contundente que afirma límites y evita discusiones estériles.
Entre las ventajas está que:
- No requiere entrar en discusiones que agotan emocionalmente.
- Reduce la validación del interlocutor que espera reconocimiento o sumisión intelectual.
Humor, creatividad y astucia: la clave del éxito en las redes sociales
Muchos de estos ejemplos se volvieron virales porque logran lo que toda buena táctica feminista persigue: desnormalizar lo invisible. A través del humor y la creatividad, estas pequeñas acciones revelan los comportamientos sexistas tan arraigados, que a veces ni siquiera notamos.
Las redes sociales como TikTok, Instagram y Twitter se están llenando de videos donde mujeres comparten sus historias de microfeminismo con el hashtag #Mycrofeminism. Así logran multiplicar la conversación y, más importante aún, inspirar a otras.
Puedes ver cómo las redes sociales han empoderado a miles con campañas similares en nuestro artículo “Una influencer creó un espacio contra el body shaming y por la autoaceptación”.
¿Por qué los microfeminismos incomodan a muchos hombres?
Aunque estas acciones no son agresivas ni violentas, sí tienen un efecto disruptivo en las dinámicas de poder. Las reacciones masculinas confundidas o incluso molestas a estas conductas son, en realidad, una señal de que el sistema está siendo desafiado.
Muchos hombres no están acostumbrados a que las mujeres:
- Les digan “no gracias” con naturalidad.
- No los escuchen si no aportan valor.
- Hagan valer su espacio con fuerza y humor.
En este contexto, la confusión se convierte en una herramienta poderosa. Como dijo una internauta: “Ser cortés, pero completamente inamovible, deja sin recursos a quien espera docilidad de tu parte.”
¿Son los microfeminismos una forma “light” del feminismo?
No necesariamente. Aunque sean acciones pequeñas, son profundamente políticas. Del mismo modo que llevar pantalones fue un acto radical para muchas mujeres del siglo pasado, hoy mirarse en el espejo y validarse sin filtro también lo es.
Especialistas en estudios de género como la socióloga Mary Beard coinciden en que los gestos cotidianos pueden tener tanto o más impacto que grandes slogans. Puedes explorar más reflexiones sobre el activismo cotidiano en este artículo de la BBC: «Feminismo cotidiano: la lucha silenciosa de millones de mujeres».
