Una escena estremecedora se vivió este lunes en el aeropuerto internacional Sheremetyevo de Moscú, donde un hombre de 31 años fue arrestado tras lanzar brutalmente a un niño de apenas dos años contra el suelo, provocándole fracturas en el cráneo y la columna cervical. El pequeño, de origen afgano, permanece en coma inducido y con respiración asistida en un hospital pediátrico de la capital rusa.
El agresor fue identificado como Vladimir Vitkov, ciudadano bielorruso, quien según testigos se acercó sin motivo alguno a la familia en la zona de recogida de equipaje, levantó al niño en brazos y lo estrelló contra el piso con extrema violencia. Fue detenido en el lugar por el personal de seguridad.
De acuerdo con el parte médico del Centro Científico Pediátrico de Emergencias, el menor se encuentra en estado grave, bajo sedación profunda y monitoreo constante. El caso ha conmocionado a la comunidad internacional.
Los análisis posteriores revelaron que Vitkov tenía cannabinoides en sangre, lo que sugiere que actuó bajo el efecto de estupefacientes. Las autoridades rusas abrieron una causa penal por intento de asesinato de un menor, un delito que podría acarrearle hasta 20 años de prisión.
Este dramático episodio se suma a otros casos recientes de violencia contra menores en espacios públicos. En mayo, en Estados Unidos, una mujer fue arrestada tras agredir a un niño durante un vuelo comercial. La pasajera lo golpeó con una botella y le estrelló la cabeza contra la ventana del avión luego de que el menor la insultara. La escena, presenciada por decenas de pasajeros, también generó indignación.
Los dos casos, aunque ocurridos en contextos distintos, vuelven a abrir el debate sobre la seguridad de los menores en lugares públicos y la necesidad urgente de protocolos de contención frente a episodios de agresión extrema.