La cotidianidad en el supermercado, viralizada
Ir al supermercado es una de esas actividades rutinarias en las que pocos esperan ser el centro de atención. Sin embargo, un reciente video capturado en una tienda australiana ha desatado una ola de comentarios en redes sociales y ha reavivado el debate sobre el uso apropiado de las cajas de autoservicio. La escena, difundida en TikTok y otras plataformas, muestra a un hombre escaneando productos barato mientras lleva ropa de marca, lo cual generó críticas y sospechas sobre su comportamiento.
Pero lo que llamó aún más la atención fue la reacción de su pareja, quien salió en su defensa con un mensaje contundente, generando aún más repercusión en línea.
¿Qué fue lo que ocurrió realmente? 
El video fue grabado en un supermercado de Australia y rápidamente se hizo viral por su contenido aparentemente “cotidiano”: un hombre utiliza una caja de autoservicio para pagar sus compras. Sin embargo, lo que desencadenó la polémica fue su comportamiento en la caja.
El hombre fue captado escaneando un ítem de bajo costo —un sencillo paquete de fideos instantáneos— mientras llevaba puesta una ropa deportiva de la reconocida marca Nike. Este detalle generó comentarios como:
- “¿En serio alguien con tanta ropa de marca no puede pagar más que eso?”
- “Así es como la gente intenta engañar a las cajas de autoservicio.”
- “El típico que quiere vestir caro pero no paga lo que debe.”
No obstante, quienes hicieron estos comentarios asumieron algo sin tener todas las pruebas: que el hombre habría escaneado productos de menor valor que los que realmente llevaba. Algo que, vale aclarar, nunca fue demostrado en el video.
Un gesto bajo la lupa
El video fue originalmente compartido con el título “Cuando escaneas el paquete más barato para todo lo demás”, ironizando acerca del posible fraude en la caja de autoservicio. Sin embargo, no muestra evidencia clara de engaño. Todo parece una suposición basada en percepciones superficiales, como el tipo de ropa o el tamaño de la bolsa.
Este tipo de videos suelen generar miles de visualizaciones porque conectan con experiencias comunes de muchos usuarios en supermercados modernos, y al mismo tiempo reflejan una tensión constante entre la automatización y la vigilancia social.
La defensa de su novia: “¡No saben nada de nosotros!” 
Entre los cientos de comentarios que recibió el video, uno se destacó contundentemente: el de la novia del hombre filmado. Al enterarse de que su pareja había sido exhibido sin contexto ni confirmación de haber hecho algo indebido, decidió hablar.
“Ustedes no saben nada de nosotros. No juzguen por lo que parece. ¡Solo estamos haciendo nuestras compras!”, expresó indignada en su cuenta personal, donde además compartió capturas y un breve video con su pareja, afirmando que no habían cometido ninguna infracción.
La mujer se mostró visiblemente molesta con las falsas acusaciones y aprovechó su mensaje para denunciar el hábito cada vez más común de grabar a desconocidos en espacios públicos y sacar conclusiones sin fundamento.
¿Los escáneres automáticos promueven este tipo de estigmatización?
Este caso ha puesto nuevamente en foco el papel que juegan las cajas de autoservicio —presentes en la mayoría de supermercados de Australia y otros países— y el conflicto que generan entre ahorro de costos laborales y vigilancia al consumidor.
Numerosos expertos ya han alertado respecto de este fenómeno. Según un informe de la ABC Australia, si bien las cajas de autoservicio permiten a las empresas reducir costos, también se han convertido en un blanco fácil para pequeños robos o “errores” intencionales durante el escaneo.
Pero la pregunta que muchos se hacen es: ¿Tiene derecho un cliente a comprar productos baratos sin ser señalado injustamente por su apariencia o marcas de ropa?
Estos casos solo reflejan un problema mayor: la vigilancia digital
La viralización del video no solo expuso a una pareja anónima. También reveló cómo las redes sociales y los smartphones están dando lugar a formas de “vigilancia ciudadana” no siempre justificadas. Es decir, situaciones en las que usuarios graban a otros y los exponen sin pruebas concretas, solo por la posibilidad de viralizar contenido.
Este fenómeno ha sido estudiado por universidades y organismos defensores de los derechos digitales, como la Australian Privacy Foundation, quienes advierten acerca del impacto negativo que esta práctica tiene en la vida de las personas grabadas sin consentimiento.
Compartir contenido sin contexto puede arruinar reputaciones y fomentar un juicio público injusto.
Un caso similar que también causó revuelo
Situaciones de este tipo no son nuevas. Algunos meses atrás, otra historia similar se volvió tendencia en TikTok, cuando una mujer fue acusada falsamente de escanear manzanas como cebollas para pagar menos (puedes leer más en nuestro artículo: El desafío viral de la trampa en el supermercado: ¿nuevos límites de la ética en la era digital?).
En ambos casos el patrón fue el mismo:
- Una grabación sin contexto
- Juicios instantáneos por parte del público
- Una respuesta emocional de los involucrados
- Debates en torno a privacidad, justicia y el derecho a comprar en paz
¿Dónde está el límite entre lo ético y lo viral? 
Este video nos recuerda que, en plena era digital, lo que comienza con una simple ida al supermercado puede terminar siendo parte de un debate nacional. La mujer que defendió a su pareja hizo algo que muchos no se atreven: alzar la voz frente a un mar de críticas para decir que solo estaban haciendo una compra común y corriente.
Como consumidores y como usuarios de redes sociales, conviene preguntarnos: ¿por qué asumimos una intención fraudulenta con tan poca información? ¿Y qué derecho tenemos de filmar a otros sin su permiso y etiquetarlos como “delincuentes” en redes sociales?