Nepal endurece el acceso al Everest: nuevas reglas, más costos y un filtro histórico para escalar la montaña más alta del mundo desde 2026

Mountaineers and trekkers head towards the Everest base camp from Lobuche in the Solukhumbu district, also known as the Everest region, Nepal April 12, 2025. REUTERS/Purnima Shrestha
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Nepal anunció un paquete de medidas que marca un antes y un después en la historia del Everest. A partir de la temporada 2026, quienes quieran llegar a la cima de la montaña más alta del planeta deberán cumplir requisitos mucho más estrictos, en un intento del gobierno por reforzar la seguridad, enfrentar la saturación extrema y reducir el impacto ambiental que amenaza al Himalaya. Según información recopilada por National Geographic, se trata del cambio regulatorio más ambicioso de la última década.

La nueva normativa exige que los aspirantes hayan escalado previamente una montaña de al menos 7.000 metros en Nepal, cuenten con un guía local certificado, presenten un examen médico nacional y paguen tasas más elevadas. Además, introduce obligaciones inéditas vinculadas a la gestión de residuos y al seguro obligatorio para la repatriación de cadáveres, un proceso que puede costar entre 30.000 y 70.000 dólares. El objetivo es claro: menos improvisación y más responsabilidad en una montaña que se volvió escenario de tragedias recurrentes.

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Mountaineers and trekkers head towards the Everest base camp from Lobuche in the Solukhumbu district, also known as the Everest region, Nepal April 12, 2025. REUTERS/Purnima Shrestha

En paralelo, el Parlamento aprobó un incremento del 36% en el precio de la licencia, que pasará de 11.000 a 15.000 dólares por expedicionista. Pero la condición que más debate generó es que la experiencia previa debe haberse conseguido exclusivamente en Nepal, excluyendo cumbres internacionales como el Aconcagua o el Denali, lo que irritó a gran parte de la comunidad montañista global.

A esto se suman nuevas disposiciones: todos los jefes de expedición deberán ser ciudadanos nepaleses, los certificados médicos solo podrán emitirse en centros autorizados del país y se cobrará una tasa de basura no reembolsable. La motivación detrás de estas reglas tiene fundamentos duros: solo entre 2023 y 2024 murieron 26 personas en el Everest, víctimas de mal de altura, avalanchas, caídas, agotamiento o desapariciones. La saturación de rutas como la cascada de hielo del Khumbu y el incremento de residuos llevaron a que muchos expertos describieran al Everest como una “bomba de relojería fecal”.

Aun así, el Everest sigue siendo un motor económico gigantesco. Hasta mayo de 2025, 374 escaladores de 49 países obtuvieron permisos, generando alrededor de 4 millones de dólares solo en derechos de acceso. Por eso, muchas empresas locales temen que las nuevas reglas reduzcan el flujo de visitantes y afecten el empleo. “La razón por la que la gente no quiere limitar el número de escaladores es porque temen perder trabajo”, explicó Lakpa Rita Sherpa, guía con 17 ascensos al Everest.

La aplicación real de las normas es otro punto crítico. Nepal arrastra años de regulaciones que se anuncian pero no se cumplen, debido a la falta de control estatal, la rotación constante de funcionarios y la presión de más de un centenar de empresas de expedición. Como señaló el montañista y analista Alan Arnette, “las normas no se implementan porque los operadores no las siguen y el Gobierno no las hace cumplir; si lo hicieran, el negocio se vería afectado”.

La comparación con la vertiente tibetana es inevitable. En el lado controlado por China, las reglas son estrictas e innegociables: lista certificada de ascensos, guía profesional, oxígeno obligatorio por encima de los 7.000 metros y supervisión constante de la CTMA. “En China, si no seguís las normas, no escalás”, resume Lakpa Rita Sherpa. Esa rigurosidad ha llevado a algunas expediciones internacionales, como Alpenglow, a preferir ese lado por considerarlo más seguro y menos congestionado.

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Esta imagen proporcionada por Peak Promotion muestra a un miembro del equipo financiado por el gobierno de Nepal valiéndose de un pico para retirar basura congelada en camino al monte Everest, el martes 27 de abril de 2021, en Nepal. (Peak Promotion vía AP)

Las nuevas políticas dejan un escenario complejo. Por un lado, podrían mejorar la seguridad y fortalecer la economía local gracias a la contratación obligatoria de guías y al incremento de tasas. Por otro, las restricciones despiertan rechazo entre montañistas internacionales y generan dudas sobre su efectividad real, especialmente en materia de control del estado y preservación ambiental.

Según expertos consultados por National Geographic, el futuro del Everest dependerá de dos factores: que las empresas de expedición acepten cumplir verdaderamente las reglas y que Nepal logre mantener un compromiso sostenido con la seguridad y la sostenibilidad. La montaña más famosa del mundo está entrando en una nueva era —y esta vez, el desafío no es solo llegar a la cima, sino hacerlo de manera responsable.

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