Verona lo tiene todo: historia, arte, literatura, arquitectura y una atmósfera irresistible que la convierte en un destino ideal para enamorados.

Rodeada de colinas, atravesada por el río Adigio y cercana al hermoso lago de Garda, Verona brilla con luz propia. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por su riqueza arquitectónica que abarca desde la época romana hasta el Renacimiento. Pero su fama mundial llegó gracias a Shakespeare, que inmortalizó aquí el amor trágico de Romeo y Julieta.
El balcón más famoso del mundo
Ninguna visita a Verona está completa sin pasar por la Casa de Julieta, un palacio medieval donde, según la leyenda, vivieron los Capuleto. La fachada de ladrillo visto, el portal gótico, la estatua de bronce de Julieta y, claro, el famoso balcón shakesperiano, hacen de este rincón uno de los más fotografiados del mundo. La tradición dice que tocar el pecho derecho de la estatua de Julieta trae suerte en el amor.
Muy cerca, se encuentra la basílica de San Zenón, una de las iglesias más antiguas y bellas de Verona, donde, según algunas versiones, Romeo y Julieta contrajeron matrimonio. La armonía de su arquitectura y los tesoros que guarda en su interior —como un retablo de Mantegna— la convierten en una joya imperdible.
Arena, puentes y palacios
La Arena de Verona, un anfiteatro romano del siglo I, sigue en uso hoy para ópera y conciertos. En la Piazza Bra, donde se alza este imponente coliseo oval, los cafés y terrazas permiten sentarse a contemplar siglos de historia mientras se disfruta un buen vino local.

Verona también es una ciudad de puentes históricos: Ponte Pietra, Castelvecchio, Vittoria, Navi y Garibaldi cruzan el Adigio con elegancia, cada uno con su historia.
En la Piazza delle Erbe, antiguo foro romano, aún se respira la grandeza imperial entre palacios barrocos, fuentes venecianas y la imponente Torre dei Lamberti, desde la cual se obtienen las mejores vistas de la ciudad.
Más que un destino romántico
Además de su vínculo con el amor, Verona es un festín cultural. Está el Castelvecchio, con su museo de arte medieval y renacentista; el Duomo, con una obra maestra de Tiziano; y la Biblioteca Capitolare, considerada la más antigua del mundo aún en funcionamiento, donde estudiaron Dante y Petrarca.
La ciudad es también la cuna del pintor Paolo Veronese y del poeta latino Catulo, quien escribió: “Vivamos, Lesbia mía, y amemos”. ¿Qué mejor lugar para hacerlo realidad?


