Cuando Sonia Aguado y su pareja planearon regresar a España desde Sudáfrica, lo hicieron pensando en que viajarían con sus cuatro perros y tres gatos. Pero pronto se toparon con una realidad dura: en vuelos comerciales, las mascotas deben ir en la bodega del avión, enfrentando condiciones que ponen en riesgo su vida. La pareja desistió del viaje y decidió quedarse en Sudáfrica. De esa experiencia nació Flytogether, una plataforma que desde 2021 lucha para que los animales domésticos puedan viajar en cabina y no sean tratados como equipaje.
Para Sonia, la situación actual es “del pasado” y “ni lógica ni ética”. Aunque la Ley de Bienestar Animal en España ya reconoce a los animales como miembros de la familia, la normativa aérea no refleja ese estatus. “En el avión tratan a los animales como maletas; a veces es un milagro que lleguen vivos. La bodega, tal y como está ahora, tiene que desaparecer”, denuncia.
Los datos respaldan su preocupación: en Estados Unidos, donde las aerolíneas deben reportar incidentes, en los últimos 18 años se registraron 365 muertes, 213 heridos y 54 animales perdidos en vuelos comerciales. La mayoría de las muertes, explica Sonia, se deben a neumonías, asfixias, golpes de calor, fallos cardíacos y ansiedad, tragedias que considera evitables.
Las aerolíneas justifican la negativa a permitir perros en cabina por las alergias y las dificultades en evacuaciones, pero Sonia asegura que ambos problemas tienen solución. En otros países ya vuelan perros pequeños, de servicio e incluso, en vuelos privados, animales de gran tamaño.

La propuesta de Flytogether a AENA incluye medidas concretas: salas especiales para el registro de pasajeros con mascotas, furgonetas climatizadas para el transporte de transportines, asistencia veterinaria 24 horas y formación específica para el personal.
Su estrategia tiene tres frentes: visibilizar el problema con datos y testimonios, colaborar con aerolíneas dispuestas a innovar y presionar políticamente a los países miembros de la OACI para que actualicen los reglamentos y reconozcan a los animales como seres sintientes en el transporte aéreo.
Para Sonia, la meta es clara: que un vuelo con mascotas sea seguro, digno y humano. Porque, como recuerda, “no son maletas, son familia”.


