El Fondo de Pensiones Global del Estado noruego anunció este miércoles una inversión de 1.627 millones de dólares en un parque eólico holandés, su primera operación directa en infraestructura de energías renovables.
El considerado mayor fondo soberano del mundo, con un valor estimado de 1,1 billones de euros (1,3 billones de dólares), compra al grupo energético danés Ørsted el 50% de Borselle, el segundo mayor parque eólico marino del mundo, con una capacidad instalada de 752 megavatios, según consta en un comunicado.
Localizado a 23 kilómetros de la costa, en la provincia de Zelanda, consiste de 94 turbinas fabricadas por la hispano-germana Siemens Gamesa, que producen el equivalente al consumo anual de un millón de hogares holandeses.
Noruega no necesita parques eólicos marinos para obtener energía – casi toda su electricidad procede en la actualidad de fuentes renovables -, pero ve en el sector un medio para ayudar a su vasta industria del petróleo y el gas a asegurarse un nuevo modelo de negocio con bajas emisiones de carbono para el futuro.
Oslo presentará los detalles de la subasta esta primavera como parte de un libro blanco sobre el sector energético, y los primeros parques eólicos podrían estar en funcionamiento a finales de la década.
Todavía no están claros muchos detalles, pero el proceso debería ser similar al de los procedimientos de prospección de hidrocarburos, en los que normalmente no se cobra el alquiler del lecho marino.
Noruega, el mayor productor de petróleo y gas de Europa occidental, está estudiando cómo adaptar su industria petrolera.
La noruega Equinor y otras empresas petroleras europeas, como Total, BP y Shell, han anunciado grandes planes para ampliar sus carteras de energías renovables, en muchos casos centrándose en la eólica marina, ya que pretenden reducir la dependencia del petróleo para satisfacer a las partes interesadas y cumplir los objetivos climáticos.
“Creemos que especialmente los recursos marinos ofrecen todos los requisitos para tener éxito. Tenemos los conocimientos, la experiencia y un buen historial de establecimiento y construcción de instalaciones avanzadas en condiciones difíciles en alta mar”, declaró a Reuters el jefe del lobby petrolero NOG, Anniken Hauglie.
“Ahora tenemos que aprovechar el tiempo para construir nuevas industrias, nuevas cadenas de valor, que con el tiempo se convertirán en las nuevas patas sobre las que se apoyará Noruega”, dijo.
Los dos emplazamientos – Utsira Nord, al noroeste de Stavanger, la capital de la industria petrolera, y Soerlige Nordsjoe II, que bordea el sector danés del Mar del Norte – incluyen secciones de aguas profundas más adecuadas para las turbinas flotantes.
Los aerogeneradores flotantes son una tecnología menos desarrollada, pero se considera que ofrecen las mayores oportunidad para las empresas noruegas.
Equinor está desarrollando un proyecto piloto de este tipo, denominado Hywind Tampen, que suministrará energía a su plataforma petrolífera de Gullfaks.
Noruega quiere reducir las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por sus plataformas marinas, que suelen funcionar con turbinas de gas ‘in situ’. Una opción es conectarlas a la red eléctrica en tierra, y otra son las turbinas eólicas en alta mar.
“Muchos actores quieren posicionarse en Noruega, ya que se trata de un gran proyecto emblemático”, afirma Vegard Wiik Vollset, vicepresidente de energías renovables de la consultora Rystad Energy.
“Tiene claras sinergias para algunas de estas empresas, dado su potencial de electrificación de los yacimientos de petróleo y gas de la plataforma continental noruega”.