La temida estadística de ataques de tiburón en New Smyrna Beach, Florida, volvió a crecer este 18 de julio con un nuevo incidente que tuvo como víctima a un instructor de surf de 18 años, quien fue mordido en el pie mientras practicaba en la zona sur de Daytona Beach. Es el cuarto ataque registrado en esta playa en lo que va de 2025.
El joven, cuya identidad no trascendió, fue asistido rápidamente por servicios de emergencia y trasladado a un hospital local. Según confirmaron las autoridades del condado de Volusia, sus heridas fueron descritas como “desagradables”, aunque no representaron un riesgo para su vida. Su jefe destacó la gravedad del daño, pero también la suerte de que el ataque no tuviera consecuencias más graves.
Testigos del hecho relataron la llegada de dos vehículos de emergencia y una patrulla policial al lugar, mientras colegas del joven colaboraban con los socorristas. Estas escenas se han vuelto tristemente habituales en la zona, considerada la “capital mundial de las mordeduras de tiburón”.
Un historial preocupante
Desde 1882, el condado de Volusia ha registrado más de 350 ataques de tiburón no provocados, la cifra más alta de cualquier condado en Estados Unidos, según datos del Archivo Internacional de Ataques de Tiburón del Museo de Historia Natural de Florida.
El biólogo evolutivo Gavin Naylor, director del Programa de Investigación de Tiburones del museo, explicó que la región presenta una “confluencia de factores” que favorecen estos encuentros: alta densidad de tiburones, condiciones ambientales ideales y una gran cantidad de surfistas y bañistas en un mismo espacio.
La mayoría de los ataques se atribuyen a tiburones de puntas negras, cuya dieta habitual son peces. Cuando muerden a una persona, suele ser por error de identificación. A diferencia de especies más agresivas como el tiburón toro o el tiburón tigre, estos escualos suelen alejarse tras el primer contacto.
No fue un caso aislado
Este nuevo ataque ocurrió menos de dos semanas después de un incidente similar en el mismo lugar. El 6 de julio, el surfista Matthew Bender fue mordido mientras practicaba en New Smyrna Beach. “Fue como una trampa para osos que se cerró de la nada”, relató.
Las autoridades aún no han identificado con certeza la especie responsable del último ataque, aunque todas las señales apuntan a los tiburones de puntas negras. La preocupación entre residentes y turistas crece, mientras científicos siguen monitoreando la situación y recordando que, pese a los incidentes, estos animales no buscan activamente atacar humanos.
