Un grupo de ocho castores se convirtió en héroe inesperado en la República Checa al construir un dique natural que le ahorró al gobierno 1,2 millones de dólares. Lo curioso es que la obra había estado estancada durante siete años por falta de permisos, pero los roedores lo resolvieron en cuestión de semanas, sin pedir nada a cambio.
Las autoridades del región de Brdy habían destinado fondos para levantar un nuevo embalse que ayudara a resolver problemas de agua, pero el proyecto no avanzaba. Hasta que, de un día para otro, los vecinos encontraron que los castores ya habían hecho el trabajo.
“Los castores siempre saben lo que hacen”, aseguró Jaroslav Obermajer, de la Agencia de Protección de la Naturaleza y el Paisaje de Bohemia Central, al medio Radio Prague International.
Estos animales son considerados verdaderos ingenieros de ecosistemas. Con ramas, lodo y piedras levantan diques que no solo les sirven de refugio, sino que también crean hábitats para peces, anfibios, aves e incluso mamíferos grandes. Además, sus estructuras ayudan a prevenir inundaciones, retener carbono y actuar como cortafuegos naturales.
Aunque algunos especialistas dudan de que el dique se haya construido “en una sola noche”, no hay discusión sobre la eficiencia del trabajo. “Podría creer que las pirámides se hicieron en una semana antes de creer eso”, bromeó Gerhard Schwab, responsable de la conservación de castores en Baviera.
No es la primera vez que estos roedores sorprenden a los humanos. En Oregón, por ejemplo, se comprobó que sus diques eran incluso más efectivos que una planta de tratamiento de aguas millonaria para filtrar contaminantes.
Tras haber estado al borde de la extinción en Europa, los castores euroasiáticos han regresado con fuerza gracias a programas de reintroducción. Y en el caso checo, las autoridades no dudaron en reconocer su aporte: decidieron dejar intacta la obra natural y aprovechar sus beneficios.
“Un arroyo sin castores no es un arroyo, es solo agua”, resumió Schwab.
