Estados Unidos enfrenta una de las olas de calor más intensas del verano, con temperaturas que superan los 46°C, provocando un caos sin precedentes en el tráfico aéreo. Según datos oficiales, más de 4.300 vuelos sufrieron demoras en un solo día, afectando a miles de pasajeros en todo el país.
Las ciudades del sureste, el medio oeste y el valle de Tennessee se encuentran bajo alerta de “riesgo extremo de calor”, lo que eleva las posibilidades de golpes de calor incluso con exposiciones breves al sol. Entre los aeropuertos más afectados figuran Chicago O’Hare, Dallas-Fort Worth, Atlanta, Denver, Boston Logan y Newark Liberty, además de varias docenas de terminales que reportaron retrasos masivos.

Las aerolíneas más golpeadas por la crisis fueron Southwest Airlines, American Airlines, United y Delta, que juntas acumularon miles de vuelos afectados.
¿Por qué el calor detiene los aviones?
El calor extremo genera un aire menos denso, lo que obliga a los aviones a alcanzar mayores velocidades para despegar y, en muchos casos, a reducir peso para lograrlo. Esto puede dejar a pasajeros en tierra e incluso forzar cancelaciones en aeropuertos de gran altitud, donde las pistas resultan insuficientes. Además, la ola de calor aumenta la probabilidad de tormentas eléctricas y turbulencias, complicando aún más la operación aérea.
Otro de los problemas surge en tierra: los sistemas de climatización de los aviones funcionan de manera óptima solo en vuelo, por lo que las cabinas pueden alcanzar temperaturas incómodas durante las largas esperas previas al despegue.
Efecto dominó y consejos para viajeros
El sistema aéreo estadounidense funciona de forma interconectada: un retraso matutino en Boston puede impedir que el mismo avión cumpla su itinerario posterior en Dallas, multiplicando las demoras a lo largo del día.

Ante este panorama, los expertos recomiendan reservar vuelos temprano en la mañana, cuando las temperaturas son más bajas y el riesgo de tormentas es menor.
De acuerdo con la Administración Federal de Aviación (FAA), el 74% de las demoras en vuelos de EE.UU. está vinculado a fenómenos meteorológicos, y todo indica que las olas de calor extremo seguirán siendo un desafío creciente para la aviación.
