El estado de Hawái vive horas de tensión después de que un terremoto de magnitud 8,8 en el Lejano Oriente ruso desatara una alerta de tsunami en todo el Pacífico. Las primeras olas, de más de un metro y medio de altura, ya alcanzaron zonas costeras de Maui y Oahu, mientras se ordenaban evacuaciones masivas hacia áreas más elevadas.
En medio de la emergencia, pasajeros de un crucero denunciaron que varios turistas fueron dejados atrás cuando el barco abandonó el puerto apresuradamente. Algunos lograron regresar a bordo en el último minuto, mientras que otros tuvieron que refugiarse en tierra siguiendo las recomendaciones de las autoridades.
El presidente Donald Trump pidió a la población “mantenerse fuerte y a salvo”, advirtiendo que el fenómeno no solo amenaza a Hawái, sino también a la costa oeste de Estados Unidos y Alaska. Además, se emitieron alertas en países como Chile, Japón y Filipinas, donde se prevé la llegada de olas de hasta tres metros.
Aunque el gobernador de Hawái, Josh Green, señaló que por ahora no se ha registrado una ola de gran magnitud, advirtió que la situación sigue siendo crítica, ya que el retroceso del agua en varias playas es un signo de que podrían llegar olas más potentes en las próximas horas.
El Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico informó que la vigilancia continuará hasta tener certeza de que no habrá más impactos severos. Mientras tanto, a los residentes se les pidió permanecer en zonas seguras, al menos 100 pies sobre el nivel del mar o a dos millas tierra adentro, y evitar circular por las carreteras.
Con miles de evacuados y el turismo paralizado, la jornada ya es recordada como una de las más caóticas de los últimos años en Hawái, un lugar acostumbrado a fenómenos naturales, pero no a un sismo de esta magnitud, considerado entre los seis más fuertes de la historia moderna.
