Papelón tecnológico en Rusia: el primer robot humanoide del país se “desmayó” en vivo y dejó a todos boquiabiertos

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Redactora
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Lo que debía ser un evento histórico para la industria tecnológica rusa terminó convirtiéndose en un momento hilarante, incómodo y también revelador. AIdol, presentado como el primer robot humanoide fabricado en Rusia, cayó estrepitosamente al suelo apenas unos segundos después de entrar en escena durante su debut en Moscú. El episodio quedó grabado por los asistentes y ya circula por todo internet.

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La presentación, organizada por la empresa Idol, había sido anunciada como un avance clave en robótica e Inteligencia Artificial. Pero cuando el autómata ingresó al escenario, dando pasos vacilantes y saludando tímidamente con la mano, la tensión se instaló: la máquina tambaleaba visiblemente. En un instante, AIdol perdió el equilibrio y se desplomó frente al público.

La situación fue aún más surrealista gracias a un detalle inesperado: de fondo sonaba la icónica música de “Rocky”, como si el robot estuviera a punto de vivir un momento glorioso… hasta que cayó como si hubiese recibido un nocaut directo.

La reacción humana: tan torpe como el propio robot

Las personas encargadas de asistir la presentación tardaron en reaccionar. Primero intentaron levantar al robot sin éxito y luego quisieron ocultar el papelón con una tela negra, pero se enredaron entre sí y recién lograron cubrir la escena cuando el autómata ya había sido retirado. El bochorno quedó registrado desde múltiples ángulos.

Tras el incidente, la compañía explicó que el fallo se debió a “problemas de calibración” y aseguró que el robot todavía está en una etapa temprana de desarrollo. Idol había promocionado al humanoide como un modelo capaz de interactuar con personas, manipular objetos y funcionar con componentes completamente fabricados en Rusia.

Cuando la realidad supera a la promesa

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El episodio de AIdol volvió a poner en escena un concepto clásico dentro de la robótica: la paradoja de Moravec. Esta idea sostiene que las máquinas pueden resolver tareas extremadamente complejas —como cálculos matemáticos o juegos de estrategia—, pero tropiezan con actividades simples para los humanos, como caminar, mantener el equilibrio o subir escaleras. El desplome del robot ruso es, literalmente, una demostración en vivo de esa contradicción.

Y no es un caso aislado. Este año, durante una carrera de robots en China, varias máquinas también terminaron caídas en el suelo, mientras que otros prototipos “autónomos” presentados por grandes empresas despertaron dudas sobre si realmente funcionaban sin control remoto.

Robots humanoides: mucha expectativa, poca estabilidad

Aunque figuras como Elon Musk aseguran que sus robots domésticos estarán listos para “hacer de todo” en el futuro cercano, la realidad muestra que la robótica humanoide todavía enfrenta desafíos enormes. Por ahora, la mayor integración con la IA se da en sistemas intangibles, no en máquinas bípedas capaces de convivir con nosotros en casa o en el trabajo.

La caída de AIdol es un recordatorio contundente: la robótica avanza rápido, pero aún no lo suficiente como para cumplir todas sus promesas. Mientras tanto, los desmayos, tropiezos y presentaciones fallidas siguen siendo parte inevitable —y a veces muy entretenida— del camino hacia el futuro.

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