Las iniciativas a tomar por parte de las autoridades de diferentes ciudades del mundo para prevenir el avance de la pandemia de coronavirus no dejan de sorprendernos. Así como en Suecia recurrieron a caballeros medievales a caballo, en la ciudad ecuatoriana de Lacatunga se llevará a cabo la presencia de «camisonas», personajes típicos de la tradicional “Comparsa de la Mama Negra”, para hacer cumplir el distanciamiento social.
Latacunga, la ciudad incrustada en medio de los Andes ecuatorianos, en América del Sur, guarda en su seno una manifestación de su religiosidad popular única, llena de elementos culturales, sociales y folclóricos llamada “Santísima Tragedia” o “Fiesta de la Capitanía”, más conocida como “Comparsa de la Mama Negra”. Tal evento representa un acto devocional a Nuestra Señora de la Merced.
Durante la colonia fueron introducidos a estas tierras, por los españoles colonizadores, un grupo de negros de procedencia africana, para el trabajo en las minas de oro ubicadas en la parte noroccidental de la ciudad de Latacunga, en el sector de Sigchos. (Sarapullo). Este hecho despertó profunda impresión en los habitantes del sector, aborígenes y mestizos, quienes empezaron a dramatizar y representar ciertos acontecimientos, y a ciertos personajes cotidianos, asociándolos a sus festividades y manifestaciones religiosas.
“La Santísima Tragedia” o “Fiesta de la Capitanía” comprende un acto devocional a Nuestra Señora de la Merced, cuya celebración se centra en prácticas rituales en el ámbito local mediante vivencias colectivas de todo tipo: tradiciones populares, festividades, procesiones, ritos de paso, música, danza, elementos de la vida cotidiana como gastronomía, indumentaria, entre otros. La “mama negra” es una clara expresión de la religiosidad popular de nuestro pueblo.
Dentro de esta festividad, las camisonas consisten en hombres vestidos con una camisa larga con pequeños lasos coloridos, que llevan una peluca de otro color. Algunos se pintan los labios y los parpados de los ojos, convirtiéndose así en una mujer «guaricha», bailan al ritmo de la banda de pueblo moviendo la camisa de lado a lado como si fuera una falda. Además, por lo general llevan un bolso lleno de caramelos u otros dulces que regalan al público mientras bailan con su cabresto golpeando contra el suelo para así dar paso a la comparsa.
Ahora, el municipio de Lacatunga ha decidido recurrir a las camisonas para controlar el distanciamiento social entre los habitantes. También serán responsables de hacer cumplir el uso de mascarillas entre los residentes.
En el marco de esta curiosa campaña de prevención del COVID-19, las camisonas serán interpretadas por ocho agentes municipales que recorrerán las calles que mayor aglomeración de personas presentan.
«Con un poco de alegría difundieron el mensaje de distanciamiento social y las medidas de bioseguridad» expresó Rafael Sánchez, director de Comunicación del Municipio según reporta El Comercio.
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