El puente colgante Q’eswachaka, que data del imperio inca en Perú y cuyo ritual de conservación es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, colapsó ante el deterioro de las sogas que no pudieron ser renovadas a causa de la pandemia, informó este miércoles la autoridad cultural de Cuzco.
«Ayer [por el martes] nos reportaron el desplome del puente colgante por falta renovación por la pandemia», dijo a la AFP una fuente de la Dirección Desconcentrada de Cultura Cuzco, que pidió reserva de su identidad. Un equipo técnico viajó desde Cuzco, la antigua capital del imperio incaico (siglos XV-XVI) al sureste de Perú, para evaluar los daños.
Para poner en contexto, cabe destacar que el puente de Q’eswachaka, era considerado un área turística situado a tres horas de Cusco, ciudad de los Andes peruanos que supo ser capital del imperio inca y es reconocida y distinguida por sus restos arqueológicos y la presencia de arquitectura colonial española.
Allí, sobre el río Apurímac, los turistas se concentraban en el lugar con un sólo objetivo: conocer este atractivo cultural que sobresale por considerarse el último puente colgante perteneciente a la cultura inca y, por supuesto, aventurarse a cruzarlo.
La renovación de la pasarela de sogas se producía cada año entre los meses de mayo y junio, pero los confinamientos obligatorios por la pandemia del coronavirus impidieron la labor. Desde hace mucho tiempo, esa tarea es llevada a cabo por pobladores de cuatro comunidades campesinas del distrito de Quehue, en la provincia cusqueña de Canas, cercanas al puente.
La plataforma estaba ubicada en Quehue, sobre el caudaloso río Apurímac, a 3.700 metros de altura. La estructura del puente, de 28 metros de largo y poco más de un metro de ancho, es elaborada por campesinos, que trabajan la fibra vegetal denominada ichu y la trenzan en sogas.
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