La naturaleza ofrece escenarios únicos que parecen salidos de otro mundo. Entre ellos, destacan algunas playas donde la arena cambia de color y transforma el paisaje en un espectáculo inolvidable.
Playa Verde – Papakōlea, Hawái
En la Big Island de Hawái se encuentra una de las cuatro playas de arena verde que existen en el mundo. Su color proviene del olivino, un mineral formado tras erupciones volcánicas que, por su peso, permanece en la costa mientras las olas arrastran otros sedimentos más ligeros. Para llegar a esta playa es necesario realizar una caminata de varias horas, lo que convierte la experiencia en un desafío tanto físico como visual.
Playa Negra – Punaluʻu, Hawái
La arena negra de esta playa se formó por el enfriamiento de la lava al contacto con el mar. Los fragmentos de basalto, pequeños y brillantes, recubren toda la costa. Aunque no es ideal para nadar por sus aguas frías y sus corrientes, Punaluʻu es célebre por la presencia de tortugas marinas que descansan sobre la arena, ofreciendo una postal inolvidable a los visitantes.
Playa Roja – Isla Rábida, Galápagos
En el archipiélago de Galápagos se encuentra una de las playas más singulares del mundo. Su arena de un intenso color rojo proviene de sedimentos volcánicos ricos en hierro. El contraste entre el rojo de la costa, el azul del mar y la vegetación circundante crea un paisaje único que sorprende a todos los viajeros.
El secreto de los colores
La arena verde nace del olivino, cristal volcánico con hierro y magnesio. La negra se origina cuando la lava se fragmenta en diminutos granos de basalto tras entrar en contacto con el agua. La roja, en cambio, proviene de la erosión de materiales volcánicos ricos en hierro, que tiñen la costa con un tono intenso y vibrante.
Consejos para viajeros
Para quienes planeen visitar estas playas, es recomendable llevar calzado adecuado, agua y protección solar. En las playas volcánicas, la arena puede alcanzar temperaturas muy altas, y en las playas negras, el mar suele presentar corrientes peligrosas. También es importante respetar las normas locales y evitar llevarse arena o alterar el ecosistema.
Estas playas demuestran que la belleza del mundo no solo se encuentra en el mar o en el cielo, sino también bajo los pies, en arenas que sorprenden por sus colores y su historia geológica.


