El Parlamento de Polonia dio un paso clave en materia de bienestar animal al votar a favor de una ley que prohíbe el encadenamiento prolongado de perros y limita de forma estricta su permanencia atados o viviendo de manera permanente al aire libre. La medida marca un cambio profundo en la forma en que el país regula la tenencia y el cuidado de los animales domésticos.
Con la nueva normativa, queda prohibido atar a los perros durante largos períodos. Las ataduras solo estarán permitidas en situaciones puntuales y bajo supervisión, como paseos, entrenamientos, visitas al veterinario o paradas breves, siempre y cuando se garantice por completo el bienestar del animal. El objetivo es erradicar una práctica históricamente común que, según organizaciones protectoras, provoca estrés, aislamiento y problemas físicos y emocionales en los perros.

La legislación también introduce requisitos más estrictos para los perros que viven al aire libre. A partir de ahora, se fijan estándares mínimos obligatorios para el tamaño de las perreras, la calidad del refugio, el tipo de suelo y el espacio disponible, con el fin de evitar que la vida en exteriores se transforme en otra forma de confinamiento o abandono encubierto.

Aunque el proyecto de ley enfrenta actualmente un veto del Presidente de Polonia, el Parlamento aún tiene la posibilidad de intentar anularlo. Más allá del desenlace político, organizaciones y activistas por los derechos de los animales consideran la votación como un punto de inflexión histórico.
Desde los grupos de bienestar animal destacan que este avance refleja un cambio cultural profundo: los perros comienzan a ser reconocidos legal y socialmente como miembros de la familia, y no solo como propiedad privada o herramientas de seguridad. Un paso que acerca a Polonia a los estándares más modernos de protección animal en Europa.




