El debate permanentemente en torno a la cultura de las propinas no tiene fin y ahora se le sumó que se descubrió un destino popular que tiene una lista de clientes que no dan muchas propinas.
La trampa para turistas ha sido un lugar al que acuden los miembros de la alta sociedad de todo el mundo, a quienes claramente les encanta disfrutar de las cosas buenas de la vida.
Sin embargo, ha salido a la luz nueva información de que ciertos restaurantes en realidad controlan cuán generosos son los clientes con sus propunas para almacenar en una base de datos que se utilizará para rechazar o aceptar sus futuras solicitudes de reserva.
Mejor conocida por sus hermosas vistas y sus pintorescas playas, St. Tropez, una ciudad costera en la Riviera francesa en el sureste de Francia, comenzó a ganar popularidad en las décadas de 1950 y 1960.
Famosa por celebridades como Brigitte Bardot y Alain Delon, que solían pasar sus vacaciones allí con frecuencia, St. Tropez ha atraído desde entonces a manadas de ricos y famosos, montones de personalidades de Hollywood y una gran cantidad de propietarios de yates que acuden en masa a los lujosos hoteles de la ciudad y clubes de playa
Si bien es bien conocido como uno de los destinos de verano más deseables en el Mediterráneo, lo que muchos no saben es lo que sucede detrás de escena en la industria de servicios allí.
Parece que reservar una mesa en uno de los lugares más elegantes para cenar ya no es tan fácil como simplemente llamar y presentarse.
Oh no, el sistema de reservas supuestamente tiene su propia política.
En algunos de los restaurantes más elegantes, se descubrió que el personal supuestamente había compilado bases de datos que enumeraban qué clientes en particular desembolsaban más y cuánto daban de propina.
Si se considera que el cliente no muestra suficiente efectivo, el personal lo prohibirá la próxima vez que intente reservar.
La alcaldesa de St Tropez, Sylvie Sire, que también nació allí, comparó la terrible experiencia con la «extorsión».
«Estas prácticas ilegales deben cesar de inmediato», dijo. «Estas propinas forzadas son similares al crimen organizado. Estamos muy lejos de la esencia de una propina, que representa la satisfacción del cliente».
“Esto significa que se paga una propina a discreción del consumidor, cuando no forma parte de la factura, porque en Francia el servicio está incluido”.
Sire pasó a calificar las prácticas de «detestables» no solo para los visitantes «sino también para la gente de St. Tropez».
También lo llamó ‘extorsión, pura y simple’ y señaló que la base de datos era un ‘uso ilegal de datos’ dado que los clientes no ‘consienten’ que se almacene su información.
“Ya nos han echado de nuestras casas y pronto ya no podremos salir a comer porque nos van a echar de los restaurantes”, dijo al comentar sobre el aumento de precio en el área de St. Tropez.
Sire agregó: «St Tropez se vuelve más caro cada año y si no puede permitirse el lujo de competir con los grandes rodillos, podría verse humillado».
