Un reciente estudio publicado en ‘Frontiers in Bee Science‘ ha revelado que las altas temperaturas asociadas al calentamiento global están causando estragos en las poblaciones de abejas en todo el mundo. Según esta investigación, las colmenas se están sobrecalentando a niveles fatales, lo que impide que estos insectos puedan regular adecuadamente la temperatura de su hábitat, como lo hacen normalmente.
Las abejas obreras, en condiciones ligeramente más cálidas, suelen congregarse para batir sus alas y facilitar la circulación de aire dentro de la colmena, enfriando así el ambiente. Sin embargo, muchas especies de abejas no pueden sobrevivir a temperaturas superiores a los 36º C, lo que está llevando a la muerte de crías enteras.
El rango de temperatura óptimo para la incubación de las abejas se sitúa entre los 38°C y los 32°C, según los hallazgos del estudio. La situación es alarmante, ya que las observaciones indican una pérdida significativa de abejas en todo el mundo, particularmente en Norteamérica y Europa, según lo expresó Peter Kevan, autor principal del estudio, en una entrevista con The Guardian.
Esta preocupante disminución de las poblaciones de abejas es motivo de alarma, dado que estos insectos son cruciales para la polinización de flores y cultivos. Además, con las temperaturas globales en constante aumento, el panorama no es alentador.
Los expertos señalan que la solución más efectiva para combatir el declive de las abejas es garantizar que las temperaturas globales no superen los 2°C de calentamiento, además de reducir el uso de pesticidas y establecer nuevos santuarios para estas especies tan importantes para nuestro ecosistema.