La Salina de Turda podría considerarse, sin duda alguna, como uno de los parques de atracciones más insólitos para conocer de visita por Europa y una de las minas de sal concebida como uno de los lugares más extravagantes del mundo. Está situado en las afueras de Cluj-Napoca, la segunda ciudad más grande de Rumania y al mismo tiempo capital no oficial de Transilvania.
Actualmente comprende un moderno y descomunal parque temático ubicado dentro de una de las minas de sal más antiguas del mundo. Rhiannan Iffland, la australiana campeona y plusmarquista del Red Bull Cliff Diving, junto con la estrella rumana Constantin Popovici, saltaron a 120 metros bajo tierra en Salina Turda, una de las minas más antiguas del mundo, que se encuentra en Rumanía.
La reina de los clavados, junto con el héroe local Popovici, intentaron este reto por primera vez en la historia. Los atletas alcanzaron una nueva gesta en el deporte al arrojarse al vacío desde las paredes de la mina para caer en el lago subterráneo de alta salinidad que está en Transilvania..
Los clavadistas se encontraban a 120 metros bajo la superficie, rodeados por un ambiente salado que parecía sacado de una película de ciencia ficción. En el salto sus cuerpos, debido a la enorme densidad del agua, se desaceleraron desde 85 km/h hasta cero en casi el doble de la velocidad habitual. Tras esta extraordinaria experiencia, ambos atletas tienen muchas ganas de que empiecen las Series Mundiales de Red Bull Cliff Diving 2021.
En 1880 se dejó de trabajar en la mina, hace unos años se convirtió en una espectacular atracción turística y ahora, en 2020, tiene un añadido más: la práctica de los clavados.
«Hoy hemos hecho algo por primera vez en la historia, la primera vez que se hace un salto en una mina subterránea. En el lago hay mucha oscuridad. El agua tiene un 17% más de densidad que el agua del mar, por lo que el impacto es diferente. Saltar es una experiencia distinta cuando el agua tiene tanta sal, te empuja enseguida a la superficie… Para mí lo más difícil ha sigo preparar mi mente después de este año tan especial. Ha sido complicado volver a sentirme como el año pasado, ser capaz de bloquear el miedo y saltar de forma inmediata».
Rhiannan Iffland
El agua y la temperatura ambiente de 12º C no tenía tanta importancia en esta ocasión porque la alta salinidad produce mayor fuerza de flotación y desacelera con más rapidez el cuerpo durante su entrada en el agua. La salinidad es 8 veces más alta que en el Adriático (260 g/l frente a 33 g/l). Los clavadistas se detienen a solo 2,5 metros bajo el agua, cuando al saltar desde la plataforma de 27 metros lo normal es detenerse tras 5 m. Además, los atletas tenían que enfrentarse a otra dificultad, saltar sin luz natural.
«La cueva está completamente a oscuras, hay luz artificial pero no es ideal a la hora de saltar. No es una situación fácil. Cuando estás en la plataforma, casi tocas la pared con la cabeza y los brazos, es difícil saltar de la forma adecuada para evitar la zona donde el agua es menos profunda. Este es el proyecto más duro desde el punto de vista mental que he hecho en mi vida», dijo Popovici.
Además confesó: «Estoy muy orgulloso de ser el primer rumano que salta aquí. Nunca habíamos tenido la oportunidad de hacerlo en este icónico lugar de la región de Transilvania. Ya había estado en esta mina y sé que estoy ante una oportunidad que solo se presenta una vez en la vida«.
La primera referencia documentada de la Mina de Sal de Turda data de 1271 y se estuvo explotando hasta 1932. Hoy hay un museo y un parque temático que es visitado por 700.000 personas cada año.
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