La Cordillera Blanca, uno de los destinos más codiciados por montañistas de todo el mundo, acaba de recibir una de las restricciones más severas de su historia reciente. El Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp) anunció la suspensión temporal del turismo de montaña —incluyendo escalada en nieve, hielo y ascensos a nevados— hasta el 31 de marzo de 2026 en toda la región Áncash.
La disposición tiene como prioridad proteger la vida de los visitantes y reducir la presión sobre ecosistemas que atraviesan un momento crítico. Estudios técnicos del Inaigem y del Parque Nacional Huascarán revelan un acelerado retroceso glaciar, la aparición de grietas profundas, cavernas de hielo, cornisas inestables y nuevas lagunas en zonas de altura.

A esto se suma un clima cada vez más extremo e impredecible: nevadas repentinas, tormentas eléctricas, vientos intensos por encima de los 5.000 metros y un alto riesgo de avalanchas. Las autoridades sostienen que estas condiciones dificultan los rescates e incrementan los accidentes, especialmente en áreas muy concurridas por su fácil acceso.

Aunque la escalada queda totalmente prohibida, se permitirá el turismo convencional y las caminatas únicamente en circuitos habilitados y bajo estricta supervisión. El Sernanp aclara que no es un cierre definitivo, sino una medida preventiva, respaldada por la Ley de Áreas Naturales Protegidas y el Plan Maestro del Parque Nacional Huascarán.
Además del deterioro ambiental, la región enfrenta otras amenazas naturales. El centro poblado de Casga, en Pampas, fue declarado zona crítica por deslizamientos y huaicos: el suelo arcilloso retiene agua y se han detectado grietas de hasta 40 metros, poniendo en alerta a las autoridades y a las 115 personas que viven allí.
Las restricciones buscan dar un respiro a los glaciares y proteger a quienes se aventuran en una de las cordilleras más espectaculares y peligrosas del planeta. Para los amantes de la alta montaña, tocará esperar a que el invierno pase… y que los gigantes blancos vuelvan a ser un poco más seguros.




