La opinión pública en Sudáfrica se vio envuelta en un debate que se disparó tras la muerte de la Reina Isabel II: exigir a Reino Unido la devolución del mayor diamante tallado en el mundo conocido como «La Estrella de África«. El mismo fue tallado a partir de una gema más grande extraída en Sudáfrica en 1905 y entregada a la familia real británica por las autoridades coloniales sudafricanas.
Los reclamos por la Gran Estrella de África y otros diamantes, junto con las peticiones de repatriación, se han intensificado desde la muerte de la reina. Varios sectores de Sudáfrica consideran ilegítima la adquisición de las joyas. En efecto, más de 6.000 personas han firmado una petición para que la Gran Estrella de África sea devuelta y expuesta en un museo sudafricano.
«El diamante Cullinan debe ser devuelto a Sudáfrica con efecto inmediato», afirmó el activista Thanduxolo Sabelo a los medios y aclaró que: «Los minerales de nuestro país y de otros países siguen beneficiando a Gran Bretaña a costa de nuestro pueblo».
«Nuestro llamamiento es a la repatriación de todo el robo colonial, del que forma parte el robo de la Gran Estrella de África», declaró a CNN Leigh-Ann Mathys, portavoz nacional de los Combatientes por la Libertad Económica (EFF, por sus siglas en inglés), un partido político de la oposición sudafricana.
Asimismo, Sabelo criticó fuertemente la apropiación de la joya por parte de la corona inglesa: «Seguimos en una pobreza profunda y vergonzosa, seguimos con un desempleo masivo y niveles crecientes de delincuencia debido a la opresión y la devastación causada por ella (Isabel II) y sus antepasados».
Los países pertenecientes al continente africano continúan luchando por recuperar los artefactos culturales saqueados por las tropas coloniales. El mes pasado, un museo londinense aceptó devolver 72 objetos saqueados del Reino de Benín, en el sur de Nigeria, durante una operación militar británica en 1897.
El diamante en cuestión fue presentado al rey Eduardo VII (monarca británico de la época) en 1907, dos años después de su descubrimiento en una mina privada de la antigua provincia sudafricana de Transvaal. El diamante en bruto tenía el tamaño de un corazón humano y pesaba 3.106 quilates.