Más de dos kilómetros del histórico Camino Ritual Inca, que una vez unió el majestuoso templo de Coricancha con el sector Ñustapakana en Sacsayhuamán, han sido cuidadosamente restaurados en Cusco. Esta vía, utilizada por la élite inca para rituales sagrados dedicados al culto al agua, ha recobrado su esplendor gracias a un ambicioso proyecto que ha rescatado su diseño original, adaptado a la desafiante geografía andina.
Desde noviembre de 2020, un equipo de expertos ha trabajado incansablemente para restaurar cinco segmentos que componen esta ruta sagrada: Coricancha-Colcampata, Colcampata-Llaullipata, Llaullipata-Wakarumiyoq, Wakarumiyoq-Chakan y Chakan-Ñustapakana. El proyecto, que ya tiene un 92 % de avance, ha recuperado la infraestructura original de esta imponente obra, que incluye muros de contención, canales y escalinatas de piedra.
Este camino empedrado, de entre 2 y 4 metros de ancho, no solo servía como vía de conexión, sino que también canalizaba agua desde Ñustapakana hacia la antigua ciudad de Cusco, evidenciando la importancia del agua en la cosmovisión inca. Durante la época colonial y republicana, el trazado fue alterado, pero ahora ha sido restaurado fielmente para devolverle su forma y significado originales.
El Camino Ritual Inca, que será inaugurado oficialmente en diciembre por la Dirección de Cultura de Cusco, ha contado con una inversión que supera los 10 millones de soles. El proyecto no solo busca preservar este valioso monumento, sino también revitalizar la herencia cultural para el pueblo cusqueño y los visitantes que anhelan sumergirse en la historia ancestral del Imperio Inca.
Gracias a esta iniciativa, quienes recorran este sendero podrán apreciar la complejidad y magnificencia de la ingeniería inca, diseñada para adaptarse a la geografía y preservar el flujo natural del agua, un elemento sagrado que simbolizaba la vida misma para esta civilización.
La restauración del Camino Ritual Inca no solo representa la preservación de un legado, sino también un regalo para las futuras generaciones, quienes podrán explorar y comprender mejor el profundo respeto que los incas tenían por la naturaleza y sus recursos.
A partir de diciembre, este camino resucitado se convertirá en un destino imperdible para todos aquellos que deseen conectar con el pasado glorioso de Cusco y redescubrir el alma mística del Imperio Inca.