Las autoridades indias publicaron los primeros resultados de la investigación sobre el devastador accidente del vuelo AI171 de Air India, que se cobró la vida de 260 personas el mes pasado.
El avión, un Boeing 787 Dreamliner con destino a Londres Gatwick, se estrelló apenas 30 segundos después de despegar del aeropuerto de Ahmedabad, en el oeste de la India. A bordo viajaban 242 personas: 169 ciudadanos indios, 53 británicos, 7 portugueses, 1 canadiense y 12 miembros de la tripulación. Solo una persona sobrevivió: Vishwash Kumar Ramesh, de 40 años.
El informe preliminar, presentado por la Oficina de Investigación de Accidentes Aéreos de la India (AAIB), reveló una falla humana como causa probable del siniestro: los interruptores de control de combustible fueron apagados dentro de la cabina, dejando a ambos motores sin suministro.
Según los datos extraídos de las cajas negras, que tardaron semanas en recuperarse por los daños, los interruptores pasaron de la posición RUN a CUTOFF con un segundo de diferencia entre uno y otro. El avión alcanzaba una velocidad de 180 nudos cuando los motores dejaron de funcionar.
El registro de audio de la cabina muestra el desconcierto de los pilotos en los últimos segundos. Uno le pregunta al otro: «¿Por qué cortaste?». El otro responde: «Yo no lo hice».
Aunque el informe es preliminar, las autoridades indicaron que aún hay mucho por analizar. La complejidad del caso radica en que todo ocurrió en un lapso muy corto, lo que dificulta interpretar los datos con precisión. Según el experto aeronáutico conocido como Capitán Steeeve, el análisis es comparable a «desenredar una bola de lana», debido a lo concentrado y caótico del incidente.
La investigación continúa y se espera que en los próximos meses se presenten conclusiones más profundas. Por ahora, lo que queda es una tragedia marcada por una cadena de errores humanos, un solo sobreviviente y muchas preguntas por responder.
