La comunidad científica quedó completamente sorprendida en las últimas horas debido a un increíble hallazgo: una momia prehispánica, de entre 600 y 800 años de antigüedad. Pero lo llamativo no fue que no fue encontrada en una campo, sino en la mochila de un repartidor de una empresa de delivery.
El suceso se dió en la región peruana de Puno, limítrofe con Bolivia, y el Ministerio de Cultura precisó que los restos fueron identificados como un hombre adulto momificado presumiblemente procedente de la zona oriental de Puno.
Desde la entidad detallaron que el individuo tendría más de 45 años y una estatura aproximada de 1,51 metros, según revelaron las investigaciones preliminares.
De acuerdo a lo que mencionó la Dirección Desconcentrada de Cultura de Puno, se «verificó la autenticidad del bien cultural prehispánico, con aproximadamente una cronología relativa de 600 y 800 años de antigüedad».
Luego del gran hallazgo, las autoridades dispusieron de inmediato la custodia de los restos «con la finalidad de proteger y preservar el patrimonio». Ahora, las direcciones competentes se encuentran realizando las gestiones pertinentes para la protección física y legal de la momia, considerada patrimonio cultural del país andino.
El descubrimiento, según hicieron referencia los medios locales, ocurrió el pasado sábado en un mirador de Puno, donde efectivos policiales efectuaban su patrullaje habitual y encontraron a tres hombres consumiendo bebidas alcohólicas, uno de ellos con una caja de delivery: en su interior había restos humanos en posición fetal y tejidos blandos con características correspondientes a una momia.
De inmediato, los agentes se comunicaron con el Ministerio Público y al Ministerio de Cultura.
Por su parte, el repartidor, identificado como Julio César, alegó que guardaba la momia en la casa de sus padres y que la sacó para que sea vista por sus amigos del barrio, según consignó El Comercio.
Incluso declaró que llevaba para todos lados a “Juanita” , ya que el la cuidaba y mantenía porque era algo como su “novia espiritual”. “Duerme en mi dormitorio, conmigo. Está mi cama, el televisor y al lado está Juanita”, agregó.
Según reconstruyeron medios locales, la familia del joven se quedó la momia durante casi 30 años tras su nulo fracaso de donarla al Museo de Puno presuntamente a cambio de dinero.