No es la historia más frecuente, pero es la historia que nos encanta leer. La de alguien que decide buscar nuevos rumbos, probar suerte y hacerlo bien. Y digamos que a María le salió 😉
Llegó a España en 2003 y fue contratada como lavaplatos en El Club Allard. Hoy es la única cocinera de Madrid distinguida con dos estrellas Michelin y está a cargo de un equipo de 30 personas.
Trabajo y ganas de cumplir un sueño. Todo es posible.
Si, la suerte y encontrar a la gente indicada también ayuda…. en su caso, el chef Diego Guerrero le dio la oportunidad de pasar de tareas de limpieza a asistente de cocina, hasta que demostró de qué era capaz y termino siendo su mano derecha. Cuando él se marchó en 2013, María quedó al mando y lo ha demostrado de qué es capaz.
María cuenta que, si bien la pasaba bien fregando (y lo hacía con ganas), sabía que era una gran cocinera y no paraba de pensar lo que podría hacer si estuviera del otro lado. Un día perdió la oportunidad de entrar en la cocina le dijeron que si, pero que tenía que seguir fregando. Aceptó el reto y lo cumplió. Ese duro trabajo duró casi tres meses, hasta que en un momento le dieron oportunidad de demostrar lo que sabía. En 2010 ascendió a jefa de cocina y en 2011 llegó la segunda estrella Michelin.
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Cuando llegó en 2003 con su hijo mayor, de 8 años, lo hizo en busca de una buena educación para él mientras cumplía su sueño de dedicarse a lo que la apasionaba: la cocina. Luchó por la custodia de sus mellizos, y al principio todo fue difícil: el salario de lavaplatos se le iba en hablar por teléfono en abogados. Ganó los juicios, y siguió por su sueño en España… la lucha ha valido la pena, vive feliz con sus hijos y ha llegado a la cima profesional.
Su próximo objetivo: montar una pequeña ONG en su país (República Dominicana), en la cual se dicten talleres para los más desfavorecidos, y así poder ayudar a que otros niños tengan oportunidad de cumplir sus sueños.