La selva amazónica se está aproximando a un punto crítico en el que se convertiría en una sabana, según informó un grupo de investigación con especialistas de diferentes instituciones en un estudio reciente.
La selva tropical del Amazonas es la más grande del mundo y un estudio reciente alerta sobre la pérdida de su capacidad para recuperarse de los daños provocados por las sequías, incendios y deforestación. De acuerdo a los especialistas, según el sitio de noticias CNN en Español, las tres cuartas partes de este espacio ya han mostrado signos de que están teniendo una «pérdida de resiliencia», esto quiere decir que la capacidad para recuperarse de todos esos daños que la afectan es cada vez menor.
Esto significa que grandes partes de la selva amazónica se podrían convertir en una sabana con un poco de forestación, lo cual tendría un impacto muchísimo menor al momento de remover el dióxido de carbono del aire.
Este estudio publicado en la revista nature climate change fue realizado por investigadores que forman parte de la Universidad de Exeter, del Instituto Potsdam para la Investigación sobre el Impacto del Cambio Climático y de la Universidad Técnica de Múnich, y muestra que en términos generales el estado de la selva amazónica está en declive. De hecho, informan que la pérdida de resiliencia que se ha registrado desde inicios de la década de 2000 es una advertencia de que se dirige a hacia un daño irreversible.
Los especialistas también aclaran que no es posible saber en qué momento exacto se va a producir la transición de selva tropical a sabana, pero que en cuanto sea evidente ya no se podrá detener. «La salud de los árboles se está deteriorando y podrían estar alcanzando un punto crítico, básicamente una pérdida de árboles en masa», explicó Chris Boulton, quien forma parte de la Universidad de Exeter, al sitio de noticias BBC.
El estudio se basa en observaciones que se realizaron mes a mes da datos satelitales que datan de los últimos 20 años y que han cartografiado tanto la biomasa como el verdor de los bosques, para poder ver cómo es que ha ido cambiando. «También encontramos que las áreas que son más cercanas a la actividad humana, como espacios urbanos o tierras de cultivo, tienden a estar perdiendo la resiliencia más rápido, así como también las áreas donde llueve menos».
Boulton también explicó que la selva amazónica almacena grandes cantidades de carbono y, en caso caso que continúa deteriorándose cada vez, «todo eso sería liberado en la atmósfera, lo cual contribuiría a un aumento de temperaturas» y los efectos a futuro tendrían un impacto a nivel global.