La selva amazónica ha sufrido el peor comienzo de la temporada de incendios en una década, con más de 10,000 incendios avistados en los primeros 10 días de agosto.
Los 10.136 incendios detectados en el Amazonas representan un aumento del 17% en los 8.669 incendios registrados en el mismo punto el año pasado, según un análisis de datos de Greenpeace.
Este es el peor comienzo de agosto en la Amazonía desde 2010, cuando se registraron 11.280 en medio de una severa sequía.
El mes pasado también crecieron los incendios un 28% en comparación de julio del año pasado. Ane Alencar, directora de ciencia del Instituto de Investigaciones Ambientales de la Amazonía (IPAM), teme que la selva amazónica se enfrente a una «temporada de quema catastrófica».
Christian Poirier, director de programas de Amazon Watch, cree que la pandemia puede estar empeorando la situación, con presupuestos y prevención del delito de rutina tanto en años anteriores.
Dijo: “Los acaparadores de tierras no trabajan desde casa, los madereros ilegales no trabajan desde casa».
«Están en medio de una pandemia que aún destruye estos bosques, aún invaden territorios indígenas con una impunidad desenfrenada y los pueblos indígenas tienen menos capacidad de respuesta».
Sin embargo, el presidente de extrema derecha de Brasil, Jair Bolsonaro, ha negado el aumento de los incendios en la selva amazónica, a pesar de la evidencia estadística y visual de lo contrario.
Hablando con otros líderes sudamericanos el martes, dijo que los incendios eran una ‘mentira’ y desafió a los representantes extranjeros a sobrevolar el Amazonas, alegando que no verían una sola llama.
Según Reuters, dijo: «No encontrarán ningún punto de fuego, ni un cuarto de hectárea deforestado».
«Esta historia de que el Amazonas se está incendiando es una mentira y debemos combatirla con números verdaderos».
La sugerencia de los nuevos datos de que la temporada de incendios de este año podría ser peor que la del año pasado es profundamente preocupante, dada la devastación que vimos en 2019, que fue tan grave que hubo un aumento en el número de niños en Brasil que recibieron tratamiento por problemas respiratorios causados por el humo.
Los incendios forestales ocurren naturalmente entre julio y octubre, pero se pensaba que muchos de los incendios fueron iniciados por agricultores y leñadores que despejaban la tierra para cultivos o pasto.
Los incendios de 2019 provocaron un alboroto internacional, ya que, como la selva tropical más grande del planeta, la Amazonía juega un papel vital en el almacenamiento de carbono y ayuda a reducir los efectos de las emisiones que aceleran el cambio climático, de ahí su apodo, ‘los pulmones de la Tierra’.