Hace casi dos meses se conocieron unas imágenes de una manada de elefantes que había ingresado a un basural de Sri Lanka y se estaba alimentando de los residuos que se encontraban allí. Antes de que eso sucediera, había una cerca que mantenía al basural apartado pero desde que se rompió los animales podían ingresar libremente. Ahora, el gobierno del país esta cavando fosas alrededor de estos lugares llenos de residuos para intentar proteger a los animales y, al mismo tiempo, evitar los encuentros entre los elefantes y las personas que viven en las villas cercanas.
Lamentablemente, la imagen de los elefantes alimentándose en los tres grandes basurales que tiene el país se ha vuelto bastante común, según informó la agencia de noticias Reuters. Además, estos sectores donde se acumulan los residuos están ubicados junto a zonas protegidas de vida silvestre. Lo que sucede es que los elefantes se alimentan de allí y junto a los restos de comida ingieren partes de plásticos que lentamente los van matando, según explicaron los oficiales a la agencia. De hecho, según la información disponible, solo en 2019 un total de 361 elefantes murieron por causas relacionadas a las personas.
No solo los basurales abiertos están perjudicando la vida de los elefantes, sino que también afectan a la relación de estos con las personas que viven en las villas en las que se encuentran estos basurales. Según explicó P.H. Kumara, miembro de un colectivo de granjeros en la región de Ampara, los elefantes se acercan a donde están los residuos y también recorren otros sectores, entonces «van a las villas vecinas y lastiman a las personas que viven allí, su propiedad y su tierra para la agricultura. El resultado final es que el conflicto entre las personas y los elefantes se pone peor y perdemos elefantes que son de valor nacional«.
Se espera que las fosas sirvan para calmar un poco la situación. El basural de Ampara se creó hace casi una década y se encuentra justo en el medio de un corredor de elefantes en el que viven entre 200 y 300 de ellos. Además, se calcula que en Sri Lanka hay alrededor de 7500 elefantes silvestres y una población ciudadana de 22 millones de personas.