¿Un nuevo capítulo en la guerra comercial? 

En un giro inesperado de la política internacional, el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha decidido imponer aranceles a importaciones ficticias provenientes de un grupo de islas deshabitadas cerca de la Antártida. Aunque estas remotas islas no tienen población humana ni producción económica visible, la medida se suma a una escalada simbólica en su ya conocida retórica de proteccionismo económico. Esta nueva acción ha generado confusión y burlas, pero también plantea preguntas sobre la dirección de la política comercial estadounidense en un contexto post-Trump.
¿Por qué aranceles a islas deshabitadas? 
Según declaraciones del propio Trump durante un evento político en Florida, estas medidas arancelarias formarían parte de su “estrategia para fortalecer la soberanía económica estadounidense frente a la competencia global, venga de donde venga”. El problema: las islas a las que hace referencia no exportan bienes ni mantienen relaciones comerciales con ningún país. ¿Realidad o retórica política?
Localización de las islas
Las islas mencionadas estarían ubicadas en el sector sur del Océano Atlántico, cerca del continente antártico. En concreto, medios internacionales como BBC y The New York Times han identificado que podrían tratarse de territorios como las islas Georgia del Sur o las islas Sandwich del Sur, jurisdicción británica dentro del Reino Unido. Sin embargo, ninguna de ellas es autónoma, ni tampoco está registrada como proveedor comercial relevante para Estados Unidos, según datos del U.S. Census Bureau.
Una movida simbólica
Muchos analistas coinciden en que esta maniobra es más una declaración política que una acción económica con efectos reales. Algunos expertos consideran que se trata de una provocación simbólica para reafirmar la posición nacionalista de Trump ante su base electoral. Esta estrategia recuerda a su célebre lema de “America First”, el cual ya había definido gran parte de su agenda comercial durante su mandato.
Reacciones internacionales y domésticas 
La decisión ha sido recibida con una mezcla de incredulidad, humor y análisis crítico en la comunidad internacional.
El Reino Unido: una posible fricción diplomática
Dado que muchas de las islas cercanas a la Antártida mencionadas tienen estatus de territorios británicos de ultramar, la medida ha causado molestia en Londres. Funcionarios británicos han señalado en medios como The Guardian que esta medida carece de sentido y podría considerarse un intento innecesario de tensar las relaciones bilaterales.
Reacción de expertos y analistas
Consultado por Intriper, el economista Alan Dworkin, de la Universidad de Michigan, indicó:
“Imponer aranceles a territorios sin actividad económica es como cobrar peaje en una ruta que no existe. Es una estrategia de comunicación política más que un instrumento de política económica real”.
Asimismo, organizaciones ambientales y científicas también han expresado preocupación, dado que las islas antárticas suelen formar parte de tratados internacionales de protección ecológica, como el Tratado Antártico.
¿Qué significan estos aranceles en términos prácticos? 
En la práctica, estos aranceles no tienen impacto económico directo porque:
- Las islas no tienen habitantes permanentes.
- No existen productos, industrias ni exportaciones provenientes de esas zonas.
- Están protegidas por tratados internacionales que prohíben su explotación comercial.
Lo relevante aquí es el mensaje que se intenta enviar: fortalecer los discursos nacionalistas y mantener una narrativa de conflicto comercial que tanto rédito le ha dado al exmandatario durante su gestión.
Una nueva etapa de la ‘guerra comercial’ de Trump? 

Recordemos que durante su presidencia, Donald Trump inició una agresiva serie de aranceles, especialmente contra China, con el objetivo de reducir el déficit comercial de Estados Unidos. Esa campaña impactó áreas como:
- Productos tecnológicos.
- Agricultura (soja, lácteos, maíz).
- Automóviles y autopartes.
Este nuevo episodio, aunque simbólico, puede representar una radicalización de ese enfoque si Trump regresa al poder. Es posible que veamos más acciones de este tipo: mediáticas, estrambóticas y sin impacto evidente, pero que generan titulares y reafirman a sus seguidores.
Otras medidas previas similares
No es la primera vez que Trump apunta a territorios insólitos para enviar mensajes de poder. En 2019, por ejemplo, expresó interés por comprar Groenlandia —una propuesta que fue rechazada por Dinamarca y ampliamente criticada por la comunidad internacional (ver más en este artículo de Intriper sobre Trump y su intento de adquirir Groenlandia).
Implicancias medioambientales y científicas 

El hecho de que Trump incluya zonas protegidas dentro de sus discursos comerciales podría abrir la puerta a preocupaciones más profundas en términos medioambientales. Las islas cercanas a la Antártida son vitales para investigaciones sobre el cambio climático, biodiversidad marina y corrientes oceánicas.
Preocupación de la comunidad científica
Si bien los aranceles son simbólicos, algunos investigadores temen que la constante politización de estos territorios conduzca eventualmente a presiones para habilitar actividades comerciales en áreas hoy prohibidas.
Afortunadamente, la vigencia del Tratado Antártico, firmado por países que representan más del 80% del poder económico global, impide la explotación comercial o militar de estos espacios hasta al menos 2048.
Fauna y flora en riesgo
Estas islas albergan especies emblemáticas como:
- Pingüinos emperador.
- Lobos marinos antárticos.