Tuvalu, una diminuta nación insular del Pacífico, se enfrenta a un destino devastador: su territorio se hunde y su gente busca huir. Esta semana, Australia otorgó los primeros visados humanitarios para refugiados climáticos a 280 tuvaluanos, como parte de un histórico tratado de asistencia firmado entre ambos países.
El interés fue masivo: de sus apenas 11.200 habitantes, unos 8.750 (el 78%) participaron en el sorteo para obtener un visado que les permita vivir, estudiar y trabajar en Australia. Sin embargo, el número de beneficiados fue muy limitado.
“Ya se realizó el sorteo y se notificó a los seleccionados”, confirmó el Alto Comisionado de Australia en Tuvalu a través de redes sociales. A los que no resultaron elegidos, el organismo les aseguró que el proceso se repetirá cada año, en un mensaje que refleja la desesperación de una población que siente que su tiempo en las islas se agota.
Un país que podría desaparecer bajo el agua
Conformado por tres islas coralinas y seis atolones, Tuvalu tiene un punto máximo de apenas cinco metros sobre el nivel del mar. Según estimaciones científicas, el país podría quedar completamente sumergido antes de que termine este siglo si no se logra frenar el calentamiento global.
Las consecuencias ya son visibles:
🌊 Pérdida de tierras costeras
🌱 Cultivos destruidos por la salinidad
🏠 Viviendas inundadas
💧 Escasez de agua potable
Muchos habitantes viven con el temor de que el próximo temporal los obligue a abandonar todo.
Entre la resistencia y el éxodo
El primer ministro Feleti Teo afirmó en la reciente Cumbre sobre los Océanos en Niza que abandonar el territorio no es una opción:
“Tenemos que ser capaces de seguir existiendo como país. Creemos que esta tierra nos la entregó Dios y tenemos la intención de quedarnos.”
Tuvalu reclama mayor celeridad en la entrega de fondos de adaptación climática. Hasta ahora, tras varios años de gestiones, solo obtuvo 40 millones de dólares para elevar parte de la isla principal, cuando se estima que necesitarían al menos 400 millones.
Aun con el tratado firmado con Australia en 2024, el gobierno insiste en que su prioridad es formar jóvenes que regresen a reconstruir la nación, aunque las proyecciones indican que ya para 2050 un 20% del país sufrirá inundaciones recurrentes.
Tuvalu se convierte así en un símbolo global de la crisis climática y en uno de los primeros países en protagonizar un proceso de migración masiva por razones ambientales, sentando un precedente clave en el debate internacional sobre los refugiados climáticos, quienes aún no cuentan con reconocimiento legal en muchos países.
