Mientras el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, reitera el pedido de ayuda internacional para frenar la invasión, continua el asedio de Rusia a la capital nacional Kiev. Hace unos días se confirmó el atentado a un hospital de maternidad, situado en la ciudad portuaria de Mariúpol, tras un ataque aéreo ruso. Ahora, registran trágicos daños al Gran Teatro de Mariúpol en el que se refugiaban cientos de civiles.
Las noticias recientes sobre lo que acontece en Ucrania tras la invasión de Rusia muestran la peor cara de la humanidad, esa que creímos habría quedado en el olvido hace por lo menos unos 50 años. Habrá muchas formas de sentarse a negociar, protagonizar juego de poderes, marcar protagonismo de un país sobre otro, pero nunca la mejor respuesta nunca será una guerra.
En las últimas horas, autoridades ucranianas denunciaron que el bombardeo destruyó un teatro en la ciudad de Mariupol en el que “cientos de civiles” se resguardaban de los ataques de las Fuerzas Armadas rusas. Se trata de un ataque que se suma a ya varios perpetrados durante el día contra edificios notables de ciudades ucranianas por las fuerzas rusas.
En paralelo y en vista de que la situación cada vez se pone peor, durante la mañana, funcionarios rusos y ucranianos continuaron con las negociaciones que buscan poner un alto al choque armado.
Según el vicealcalde de la ciudad de Mariúpol, Sergei Orlov, entre 1.000 y 1.200 personas se refugiaban de los ataques en el interior del teatro. En sus redes sociales, el mandatario mostraba una imagen en la que se apreciaban graves daños. Si bien por el momento no hay un balance de víctimas -se estima que en el teatro se refugiaban más de 1.000 personas-, lo más insólito de la situación parece ser que el Ministerio de Defensa de Rusia ha negado que sus tropas hayan atacado el teatro y ha acusado a los «nacionalistas ucranianos» de volar el teatro para luego incriminar a Rusia.
En horas recientes, el presidente ucraniano Zelenski habló por videoconferencia con miembros del Congreso de los Estados Unidos, a quienes pidió su respaldo con una serie de medidas. Tras la llamada, Joe Biden, el mandatario de los Estados Unidos anunció un nuevo paquete militar por 800 millones de dólares en ayuda a Ucrania y enunció que Putin era un «criminal de guerra».
