Una nueva investigación sacude la historia de la humanidad: científicos franceses aseguran haber descubierto cómo se construyeron realmente las pirámides de Egipto… y no fue con fuerza bruta ni esclavos. ¿La clave? Un sistema hidráulico tan sofisticado que parece salido del futuro.

Durante siglos, las teorías sobre rampas, poleas y miles de trabajadores moviendo piedras dominaron la narrativa. Pero ahora, un estudio liderado por Xavier Landreau, del Instituto Paleotécnico de la Comisión de Energía Atómica de Francia, plantea una hipótesis revolucionaria: los egipcios utilizaron el agua como si fuera un elevador para mover piedras de toneladas.
Un volcán invertido que hacía flotar piedras
La evidencia apunta a que en la construcción de la Pirámide de Djoser, hace más de 4.600 años, se empleó un sistema de canales, depósitos y presas para aprovechar las inundaciones del Nilo. ¿El resultado? Un ascensor hidráulico natural que permitía elevar los enormes bloques desde el interior de la pirámide, como si flotaran hacia el cielo.
El principio era simple pero brillante: el agua, canalizada y limpia de sedimentos, generaba presión suficiente para anular hasta dos tercios del peso de cada bloque de piedra caliza, lo que permitía moverlos con una precisión asombrosa.

Del caos a la genialidad: convertir inundaciones en ventaja
Lejos de ser una amenaza, las crecidas del Nilo fueron usadas como herramienta de construcción. Los egipcios diseñaron estructuras como Gisr el-Mudir, una especie de presa de control que almacenaba el agua y la dirigía estratégicamente. Así, convirtieron un problema en una solución tecnológica sin precedentes.
Este descubrimiento no solo cuestiona todo lo que creíamos saber sobre las pirámides, sino que también revela el increíble nivel de ingeniería que manejaban los antiguos egipcios. Y deja flotando una pregunta inquietante: ¿De dónde vino ese conocimiento tan avanzado hace más de 4.000 años?