Un estudio publicado en la revista Nature revela el enorme impacto ambiental de los jets privados, considerados la forma de transporte más contaminante. Un solo vuelo de dos horas en uno de estos aviones puede emitir más dióxido de carbono que una persona promedio en todo un año.
Entre 2019 y 2023, las emisiones de jets privados aumentaron un preocupante 46%, según la investigación, que analizó más de 25,000 aviones y cerca de 19 millones de vuelos. De estos, casi la mitad recorrió menos de 500 km, y aproximadamente 900,000 vuelos fueron de menos de 50 km, distancias que podrían cubrirse fácilmente en vehículos terrestres.
En 2023, los jets privados generaron 17.2 millones de toneladas de CO2, comparable a las emisiones anuales de 60 millones de personas en Tanzania. Sin embargo, apenas un 0,003% de la población mundial utiliza estos aviones, mientras que las consecuencias del cambio climático recaen mayormente en las comunidades más vulnerables.
“Los ricos están aumentando sus emisiones de forma rápida y en niveles muy altos”, explica Stefan Gössling, autor principal del estudio y profesor en la Universidad de Linnaeus. Este tipo de desigualdad ambiental plantea un serio desafío: ¿cómo equilibrar la balanza cuando los que más contaminan son los menos afectados por el impacto?