La Agencia Espacial Europea (ESA) reveló un hallazgo que podría cambiar la comprensión del continente blanco: el satélite CryoSat detectó 85 estructuras subglaciales activas bajo la capa de hielo de la Antártida. Estas formaciones, que corresponden a lagos ocultos, no permanecen estáticas, sino que se llenan y drenan periódicamente, influyendo directamente en la dinámica de los glaciares y, en consecuencia, en el nivel del mar.
El estudio, publicado en Nature Communications, amplió el inventario de lagos activos hasta un total de 231. El análisis de una década de datos del satélite permitió observar cómo los procesos de llenado y vaciado modifican la altura de la superficie helada. Los expertos también identificaron al menos cinco redes interconectadas, lo que confirma una dinámica mucho más compleja de lo previsto.
“Fue fascinante descubrir que las áreas de los lagos subglaciales pueden cambiar durante los diferentes ciclos”, señaló Anna Hogg, investigadora de la Universidad de Leeds. Según los autores, estos datos ayudarán a mejorar los modelos de predicción del aumento del nivel del mar, al incluir de manera más precisa la hidrología subglacial, hasta ahora poco considerada.
El coordinador del Polar Science Cluster de la ESA, Martin Wearing, subrayó que comprender estos procesos es esencial para proyectar con mayor exactitud el impacto del deshielo en los océanos. Entre los lagos identificados, destaca el Vostok, situado a cuatro kilómetros de profundidad. Aunque se considera estable, su enorme volumen —capaz de llenar el Gran Cañón— representa un potencial riesgo si llegara a drenar.
Este descubrimiento abre una nueva ventana para entender el frágil equilibrio de la Antártida y refuerza la necesidad de vigilar de cerca los cambios que ocurren bajo su hielo en un escenario de cambio climático acelerado.
