Un avión de Ryanair procedente de Londres Stansted protagonizó un inusual accidente en tierra tras aterrizar en el aeropuerto internacional de Kalamata, en el sur de Grecia. Aunque no hubo heridos, el incidente dejó daños visibles en el ala derecha de la aeronave y ha activado una investigación por parte de la Autoridad de Aviación Civil Griega.

El vuelo FR6080, operado por un Boeing 737 MAX 8-200, había aterrizado sin contratiempos a las 14:45 hora local. Sin embargo, mientras se dirigía a su posición final en la plataforma, la punta del ala derecha impactó contra una valla del aeropuerto, generando un fuerte ruido que fue percibido por los pasajeros.
“El avión aterrizó sin problemas, pero mientras rodaba hacia la puerta de embarque, el ala entró en contacto con una valla”, confirmó un portavoz de Ryanair. A pesar del golpe y de la presencia de humo en la zona afectada, no se declaró ningún incendio y la situación fue controlada rápidamente por el personal de emergencia.
Por precaución, los pasajeros permanecieron unos minutos a bordo hasta que se evaluaron los daños. Luego, el avión pudo desplazarse por sus propios medios hasta la puerta asignada y el desembarque se realizó de forma rutinaria.

El impacto provocó desgarros en la estructura del ala y el desplazamiento de su punta, por lo que la aeronave fue sometida a una revisión técnica completa por parte de Ryanair y Boeing. Según la aerolínea, el avión volvió al servicio solo después de pasar todas las inspecciones de seguridad necesarias.
Mientras tanto, las autoridades griegas investigan el incidente para determinar si hubo errores humanos, desvío en la trayectoria de rodaje o problemas de infraestructura aeroportuaria. También se analizarán las comunicaciones entre la torre de control y la cabina de mando, así como la señalización horizontal del aeropuerto.
Este accidente se suma a una creciente preocupación sobre la seguridad operativa en aeropuertos regionales de alto tráfico turístico, especialmente en temporada alta. Aunque Ryanair aseguró que se siguieron todos los protocolos, el caso vuelve a poner en foco la coordinación en tierra y los estándares de seguridad en pistas y plataformas.