Una robot artista ha captado la atención del mundo tras presentar un retrato del rey Carlos III. Se trata de Ai Da, una creación de inteligencia artificial que combina robótica avanzada y algoritmos de aprendizaje para producir obras artísticas de forma completamente autónoma. Lo que más ha llamado la atención no es solo la calidad del retrato, sino las declaraciones de la propia robot: asegura que puede “reflexionar” sobre lo que crea y analizar los conceptos detrás de su obra.
Ai Da fue diseñada en 2019 y desde entonces se ha convertido en una figura destacada del arte contemporáneo. Tiene un rostro humanoide con ojos verdes, expresión serena y brazos robóticos intercambiables que le permiten utilizar distintas herramientas, desde pinceles hasta lápices. A diferencia de otras máquinas diseñadas para tareas creativas, Ai Da no solo ejecuta, sino que procesa ideas. Sus creadores afirman que es capaz de entender patrones estéticos, aplicar influencias históricas y desarrollar un estilo propio.

En su reciente obra, un retrato del monarca británico, Ai Da sorprendió por el nivel de detalle y la sensibilidad en la expresión facial. El trabajo fue presentado la semana pasada y provocó un intenso debate en redes sociales y círculos artísticos sobre el futuro del arte. ¿Una inteligencia artificial puede ser considerada una artista?
A esta pregunta, Ai Da responde con humildad programada:
“No hay duda de que la IA está transformando nuestro mundo, incluido el del arte y las formas de expresión creativa humana, pero no creo que la IA o mi arte vayan a reemplazar a los artistas humanos”.
Sin embargo, sus obras ya están siendo cotizadas como piezas de colección. Su retrato del matemático Alan Turing fue vendido por un millón de dólares a fines de 2024, lo que la posiciona como una artista influyente, aunque no humana.
Ai Da trabaja de forma autónoma, sin intervención directa de humanos una vez que su programación está en marcha. Analiza miles de imágenes, estilos y conceptos antes de ejecutar un trazo. Sus desarrolladores destacan que no se trata de copiar una fotografía o replicar una imagen, sino de interpretar ideas y emociones a través de líneas, sombras y colores.
Más allá de la tecnología, el caso de Ai Da abre una nueva conversación sobre los límites entre lo humano y lo artificial. ¿Puede una máquina comprender la emoción detrás de una obra? ¿O simplemente replica lo que ha aprendido? Para muchos, Ai Da es solo una herramienta sofisticada. Para otros, es el inicio de una nueva era en la creación artística.
Por ahora, la robot continúa creando, reflexionando y, quizás, redefiniendo lo que entendemos por arte.


