En los últimos años, ha habido un aumento significativo en las acciones relacionadas con el activismo animal. Sin embargo, resulta difícil encontrar un caso que se asemeje mínimamente al ocurrido recientemente en Italia, protagonizado por una turista suiza.
El escenario de esta singular historia fue el restaurante Gente di Mare, un reconocido establecimiento especializado en mariscos ubicado en la localidad de Gallura, en Cerdeña, Italia. Fue el 14 de septiembre cuando una clienta dejó a todos los presentes, incluyendo a los dueños, atónitos.
La elección del marisco fue atípica. Como solía hacerse en tiempos pasados, la protagonista y su esposo seleccionaron personalmente el crustáceo que deseaban de una gran pecera. El escogido fue una langosta, que luego de ser pesada, fue valorada en 200 euros, un precio que no pareció sorprender a los clientes. No obstante, lo que desconcertó al camarero que los atendía fue la solicitud inusual que la mujer hizo de inmediato.
Lo habitual en ese punto es que los clientes indiquen cómo desean que se les sirva y cocine el manjar, pero esta mujer tenía una idea diferente en mente: quería que le trajeran la langosta en un cubo lleno de agua, solicitud que fue cumplida. Esta petición llegó hasta el propietario del restaurante, quien inicialmente pensó que se trataba de una broma. Antonio Fasolino, el dueño, comentó a la agencia de noticias ANSA que luego comprendió que la señora estaba siendo seria y que tenía la intención de realizar un gesto especial.
Una vez que la langosta estuvo en el cubo, la mujer la sacó, la acarició mientras le susurraba algunas palabras y finalmente la liberó de vuelta en el mar. El video de esta escena se volvió viral en las redes sociales y ha sido compartido por numerosas cuentas, incluyendo la cuenta @momentoviral, donde los comentarios han variado en cuanto a opiniones.
Mientras algunos aplauden el gesto de la mujer, otros lo califican de «absurdo» e incluso argumentan que podría ser perjudicial. Por ejemplo, @arturomaltos expresó: «El problema radica en que, si esa langosta no es propia de la zona, en lugar de salvar una langosta, podría terminar devastando todo un ecosistema.»
Con ironía, @GuacalaByLeo comentó: «Supongo que la langosta se reencontró con su familia y vivieron felices para siempre.»
Un comentario
Quizás algunos lo califican de absurdo, pero el mensaje trasciende.